Promesas

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Mark había descubierto con el tiempo que las relaciones humanas estaban llenas de promesas falsas. Desde el helado que tus padres te prometían comprar la próxima vez, hasta el siempre te amaré de alguien que se iría al primer problema.

Es por eso que él no hacía promesas muy seguido, a nadie, y tampoco esperaba que las promesas que le hicieran fueran cumplidas de ninguna forma, él no esperaba nada de nadie, ni siquiera de si mismo. Sin embargo, en algún momento de su relación con Samira eso cambió, porque la alfa cumplía absolutamente todo lo que le prometía. Y Mark solo se acostumbró a eso.

...

Sábado 17 de abril, 12:06 hrs.

Samira lo había pensado durante mucho tiempo, pasó noches en vela solo imaginando los posibles resultados que habría para su corazón.

No todos eran buenos, porque incluso si podía deducir que le atraía al omega, ella realmente estaba enamorándose, y no sabía si se podía decir lo mismo de él.

Tenía miedo, no sería la primera vez que su orgullo resultaba herido por ser lo que ella era, pero eso no significaba que estaba dispuesta a pasar por ello otra vez.

—¿Estás bien?

La mujer salió de sus pensamientos cuando la voz de Mark se dejó oír. Levantó la mirada, encontrándose con el delgado cuerpo enfundado en un pantalón de mezclilla y una camisa blanca que dejaba ver las bonitas clavículas del chico.

—No te escuché llegar.

—Lo noté. —el más bajito sonrió sentándose frente a ella, tomó el menú sobre la mesa y lo hojeó desinteresado. —¿Qué tanto piensas?

Samira se encogió de hombros. —Creo que solo es la escuela. —habló intentando quitar peso al asunto.

—¿Qué es? ¿No has estado durmiendo o algo? Llevas toda la semana así. —señaló mientras pasaba el dedo índice por sobre los nombres escritos en la carta. Luego bufó recargandose en la silla. —No me llama nada, ¿y si solo pedimos alcohol?

—¿Alcohol? ¿A las... —revisó la hora en su celular. —doce de la tarde?

Mark se encogió de hombros. —Pareces necesitar un poquito de vodka.

—Sí, no lo creo. —rió quitándole el menú para verlo ella misma. —¿Alitas?

Mark lo pensó un momento y luego asintió. —Alitas.

Después de ordenar, Mark no tardó en comenzar a hablar sobre diversos temas en los que Samira no siempre opinaba, limitándose a escuchar y asentir.

—Y luego dijo que los iba a demandar por hacer uso de su imagen sin consentimiento, al principio creí que estaba solo exagerando, pero...

—Pero no sabes lo que puede causar una acción en una persona. —terminó por él Samira, antes de llevarse su vaso con refresco a la boca. Mark asintió.

—Exacto, no sabes qué clase de inseguridad puedes causarle solo porque consideras que algo es divertido.

—Además de que manchas su imagen profesional. —agregó la mayor, viendo los ojos miel abrirse más de lo normal y hacer esos gestos con las manos que hacía siempre que explicaba algo.

—¡Sí! ¿Qué si lo dejas sin trabajo? Nadie piensa en las consecuencias, ni siquiera son consecuencias para ellos, son para el maestro. Es injusto que estemos tan acostumbrados a estas faltas de respeto.

—Y se justifican diciendo que es exageración. —asintió antes de que una mesera se acercara con su orden, colocando las cosas sobre la mesa.

—Tal vez no debimos venir tan temprano. —comentó pensando en voz alta. —En serio, ¿por qué nos levantamos tan temprano en sábado? —se quejó Mark mientras jalaba las papas hacia él.

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⏰ Última actualización: Sep 02, 2021 ⏰

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