Alcohol

6.4K 496 88
                                    

Mark no solía tomar, disfrutaba de una copa de vino de vez en cuando, pero realmente el alcohol no era algo que iba con él. Embriagarse hacía que le doliera la cabeza y su estomago se revolvía con facilidad. Terminaba somnoliento y de mal humor.

Ebrio no había quien lo calmara, era un pequeño torbellino de odio y malos deseos. Irritable y gruñón que vomitaba donde sea y con una vejiga incontrolable.

Pero Mark no solía tomar, él prefería divertirse observando como su novia se ponía hasta la coronilla de tequila y terminaba siendo de esas borrachas graciosas de las cuales podrías burlarte luego.

Samira tenía un buen aguante para cualquier bebida alcohólica, le gustaban los juegos y solía bailar con unas cuantas copas de más. Hacía tonterías de las cuales no se acordaba al día siguiente y a veces despertaba en lugares que nunca antes había visitado.

Samira tomaba lo que le dieran y cuando se lo dieran, no importaba lo que fuera. Y si no fuera porque su pequeño omega siempre estaba cuidándola, podías sacarle todo el dinero que llevaba consigo. Siempre encontraba la forma de divertirse, ya fuera molestando a los vecinos o intercambiando dos perros iguales de diferentes familias.

Samira y Mark eran completamente diferentes estando ebrios, pero cuando ambos se emborrachaban juntos nadie mas existía, solo ellos dos teniendo sexo en cualquier lugar.

No hacían el amor como solían hacer siempre. Tenían sexo, rudo y fuerte. Se arrancarían la ropa en cualquier lugar y la mujer estrellaría al menor contra la pared golpeando sin piedad su trasero, o lo tomaría de los cabellos y follaría su boca con fuerza. Mark lloraría pero gritaría por más mientras se dejaba someter, y alzaba los brazos para que su alfa hiciera lo que quisiera con su cuerpo.

El cuerpo del omega quedaría lleno de moretones y chupetones, mientras que las uñas del menor quedarían marcadas por la espalda y brazos de la mujer.

Luego al día siguiente ambos despertarían con una gran cruda y Samira tendría que cuidar a el castaño que no podría levantarse de la cama por el dolor en el trasero que le quedaría por la violencia de las penetraciones en la noche anterior.

Siendo UnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora