Especial casi 60k de vistas

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Mordió su labio inferior con la vista fija en aquellas dos rayitas rosas que parecían reírse de él por su suerte. Apoyó una de sus manos en su cintura y la otra la llevó a su boca, mordiendo sus uñas con leve ansiedad.

No podía creerlo, pero la realidad le estaba golpeando como un huracán, sin piedad alguna. Y por más que lo intentaba, no lograba recordar un solo momento de descuido que pudiera haberlo llevado a esa situación. Las preguntas llegaron con rapidez una tras otra.

¿Qué había fallado? ¿Qué había hecho mal? ¿Era su culpa? ¿O era de Samira?

Pero al final terminó suspirando mientras negaba para si mismo. La verdad es que era culpa de ambos.

O tal vez solo había habido un fallo, y realmente no era culpa de nadie. De cualquier forma, ya estaba hecho, así que eso ya no importaba. Así que, teniendo en el borde de la garganta el último bocado de esperanza, abrió la otra cajita que esperaba sobre el lavamanos.

Porque aún podía ser un error, todavía podía ser solo un susto, y una anécdota de la cual reírse después. Mark realmente deseaba que solo quedará en eso.

...

Samira vio de reojo como su bonito novio se acercaba desde el baño mientras el agua se deslizaba suavemente por su garganta. Pensó brevemente en invitarlo a ver la televisión con ella y apretarlo entre sus brazos porque era demasiado adorable y se lo merecía. Pero las siguientes palabras que su omega soltó no permitieron que ningún pensamiento más allá de vivir llegara a su mente.

—Estoy embarazado. —fue lo que dijo el menor, y la alfa solo sintió como su garganta se cerraba de golpe, impidiendo que el líquido siguiera avanzando y la ahogara apenas captó el significado de aquella frase.

Mark la observó atragantarse y toser desesperada por aire. La expresión en su rostro no había abandonado la seriedad que acompañaba a la situación.

Apretó los labios, con las manos temblando a sus costados y los ojos ardiendo por el llanto que soportaba. Y espero con la paciencia en el límite a que la mujer pudiera estabilizarse lo suficiente como para verlo con pequeñas lágrimas en los ojos y las mejillas rosas, seguramente por el atraganto.

—Lo siento bebé, creo que no te escuché bien, ¿podrías repetirlo? —Samira le sonrió con calma, masajeando sobre su garganta lastimada.

—Estoy embarazado. —repitió, notando con el pecho oprimido como la sonrisa de su alfa se deformaba lentamente con nerviosismo.

—¿Q-qué?

—Estoy embarazado. Es tu culpa. Hazte cargo. —exigió el castaño antes de dar media vuelta y entrar a su habitación, dando un portazo tras él.

Y tan pronto se sintió solo, las lágrimas se deslizaron por sus mejillas, dejando ir también el aire que no sabía había estado reprimiendo. Su corazón latía con fuerza, y sentía una pequeña puntada en su cabeza porque todo había pasado tan rápido que las emociones se acumularon haciéndo que su estómago se revolviera y teniendo arcadas que no pasaron de eso. Pero el sentimiento desagradable no se fue.

Lo había jodido, ¿cierto?

...

Un bebé, un jodido bebé.

—Carajo. —Samira se levantó de golpe sosteniendo su cabeza, como si de esa forma no fuera a perderla. La sorpresa aún invadía su cuerpo, ¿qué mierda estaba pasando? Las palabras de su omega se repetían una y otra vez queriendo marearla.

Su lobo no parecía reaccionar tampoco.

¿Qué se hacía ahora? Miró a su alrededor en busca de su teléfono, encontrándolo sobre el sillón en el que había estado sentada anteriormente. Lo tomó abriendo el navegador con las manos temblorosas y escribiendo tan rápido como podía.

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