Lobos

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Mark era un lobo pequeño, de pelaje café claro y ojos brillantes como la miel. No superaba el 1.50 m y sus colmillos no eran muy grandes.

Samira era un lobo enorme, de pelaje negro y ojos casi blancos que reflejaban los colores a su alrededor. En cuatro patas estaba a poco de alcanzar los dos metros y poseía unos colmillos grandes y filosos.

Mark era rápido, Samira era fuerte.

Mark podía esconderse sin problemas entre las patas de su pareja y Samira protegía sin dudar a su omega.

Ambos gustaban de salir al bosque y tirarse en el mismo claro, se acurrucaban y dormitaban junto al calor ajeno.

Jugaban con pequeñas e inofensivas mordidas y gruñían con cariño y confianza.

Daban leves lamidas al rostro ajeno y rodaban por el pasto antes de acariciarse mutuamente.

A la hora de defender su territorio, Samira tomaría una pose defensiva y se posicionaría sobre el omega, mientras que este tendría su cabeza debajo de la de su pareja, protegiendo el cuello de la alfa de cualquier ataque que quisiera lanzar el enemigo.

Se moverían en sincronización y se comunicarían por telepatía, transmitiéndose por medio de su unión la tranquilidad que les permitiría vencer en cualquier pelea.

Samira y Mark eran dos lobos que se complementaban a la perfección, ágiles y astutos, que velarían por la seguridad de su pareja.

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