A veces el destino suele ser muy cruel. Te pone trabas e incluso hace que el camino de Kagome Higurashi termine al lado del zorro mágico Tomoe.
¿Podrá Nanami recuperar a su amado kitsune? ¿O InuYasha podrá aceptar que Kagome lo ha olvidado?
Naraku...
¡Hola! Bueno hace unos días andaba bien sad porque iba a tener que borrar la historia, pero anoche tuve una revelación jajaja para la trama de la historia. Estuve pensando tanto que al final ya tengo el argumento que estaba buscando.
¡Así que aquí está! Traje un capítulo nuevo y más rápido de lo que yo pensé y que creen... ya estoy escribiendo el siguiente. Esperemos que mi inspiración siga así para poder continuar. Qué mi musa no me abandone, estaba muy emocionada por contarles esto, por lo general yo suelo escribir todo al final en notas de autor pero hoy no me pude contener.
¡Nos leemos pronto!
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Desclaimer: Los personajes de InuYasha pertenecen a Rumiko Takahashi, y los de Kamisama Hajimemashita a Julieta Suzuki. La trama es totalmente mía.
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Capítulo IX. El sentido de la historia.
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Tres pares de ojos se quedaron mirando al youkai que estaba bajo el marco de la puerta.
—¿Este es InuYasha, hija? —preguntó el abuelo con curiosidad, analizando la figura del kitsune, por supuesto, había una diferencia entre el hanyou y Tomoe, mucha a decir verdad. Pero la familia Higurashi no hacía mucho hincapié en notarlo—. ¿O se trata del hermano ese despiadado que tiene?
—¿Qué? —cuestionó el youkai sin entender realmente lo que el anciano decía.
La azabache sentía que varias gotitas resbalaban por su sien al ver las preguntas sin sentido de su abuelo. ¿En serio? ¿Confundir a InuYasha con Tomoe? Ambos tenían cierto parecido, únicamente por las orejas que tenían, el kitsune sin embargo tenía puntas puntiagudas e InuYasha puntas redondas. Además, estaba el color de ojos, color de piel y que por mucho el zorro se veía más elegante y civilizado que el mitad bestia.
—No abuelo, no es InuYasha—sonrió nerviosa. ¿Cómo podría explicarle a su familia que otra criatura del Sengoku había logrado pasar a la época moderna? Pues ni siquiera ella sabía como había sido eso posible, si se suponía que solo InuYasha podía pasar.
—¡Tiene orejas de perro, igual que InuYasha! —exclamó Souta emocionado—. ¿Puedo tocarlas?
Tomoe vio como el pequeño chiquillo se acercó a él con toda la confianza del mundo. Inmediatamente su instinto protector salió a flote, algunos pensamientos llegaban a su mente como en un flash.
"Los humanos son débiles y despreciables... tan efímeros"
—¡No me toques! —el peliplata sacó las garras en modo defensivo y de su mano se encendió el fuego vulpini.
