InuYasha corría lo más rápido que podía, aunque intentaba tener cuidado con su preciada carga, sabía que Kikyo se hallaba todavía bastante débil. Pero se sentía orgulloso de que la mujer tuviera gran resistencia pese a sentirse fatal.
—Estamos por llegar Kikyo, aguanta—dijo el hanyou preocupado.
—Eso no importa—dijo la cansada mujer—. Kagome se encuentra en ese lugar—de repente un ataque de tos la invadió, teniéndose que aferrar a la espalda de InuYasha.
Aunque se sentía débil por la falta de almas no pudo evitar sentir un desprecio por la mujer que acababa de mencionar, es decir... no tenían ni 24 horas desde que la chica se había largado de allí con ese kitsune y ya estaban yendo a su rescate. La aborrecía por ser tan débil e inútil.
"Tú también lo eres en estos momentos, Kikyo" se dijo internamente al sentir que se quedaba sin fuerzas mientras brincoteaba en la espalda de su amado hanyou, porque lo amaba. En vida no pudo demostrarle sus sentimientos, pero ahora en su no-muerte podía hacerlo, ya no era una guardiana, era una sacerdotisa que podía equivocarse, podía sentirse humana... aunque sabía que jamás volvería a serlo.
—¡¿Kagome?!—preguntó el peliplata alarmado ante lo que la miko le había dicho. Él no se dio cuenta pero Kikyo había hecho una mueca ante la preocupación que su pareja demostraba por la joven.
—Sí...
—Andando—apresuró el paso, aferrando la cintura de Kikyo contra su espalda.
Detrás de la pareja iban volando sobre de Kirara, Miroku, Shippo y Sango quiénes ignoraban la conversación, pero al saber que se trataba de Naraku no habían objetado nada más.
—¡Kagome está más adelante! —de repente les gritó InuYasha y la preocupación de todo el grupo se hizo presente.
Sango miró a Miroku.
—Seguramente Naraku quiere quitarle los fragmentos de la perla a la señorita Kagome—comentó el monje preocupado y serio.
—¿Kagome estará bien? —preguntó el pequeño Shippo sintiendo ganas de llorar al imaginar que a la chica podría pasarle algo.
—Ella estará bien—dijo Sango con seriedad, aunque no podría asegurarlo lo mejor era creerlo—. Además, está con Tomoe.
El monje asintió y acarició la cabeza del cachorro para que no se soltase en llanto.
—Tienes razón... pero hay que asegurarnos que todo está bien.
—¡Kirara! —exclamó la exterminadora a su fiel mascota, dándole la indicación de que apresurara la velocidad hacia el punto donde Kikyo les había indicado.
Ella no soportaba a la mujer, pero debía aceptar que esta siempre les daba la información correcta en cuanto se trataba de Naraku y los fragmentos de la perla.
No tardaron mucho en llegar, ya que conforme se acercaban podían ver como aquella nube de miasma se hacía más grande y el cielo se oscurecía por la maldad concentrada en aquel punto hacia el sur.
—Es enorme—dijo Shippo cohibido ante la magnitud de aquella nube venenosa.
—¡Naraku! —gritó InuYasha enojado conforme se acercaban.
Mientras avanzaban, las serpientes cazadoras de almas de Kikyo volaban a gran velocidad para alcanzar a la miko, proveyéndola de energía para que pudiera moverse. Más y más llegaban con una pequeña esfera entre sus espeluznantes patitas, mismas que depositaban en el interior del cuerpo de barro.
Poco a poco la sacerdotisa se sentía mejor.
—Naraku tiene casi toda la perla—habló ella al ver a la gran lejanía un resplandor oscuro de entre todo aquel miasma—. Y quiere los que le quedan a Kagome—también había visto el resplandor rosáceo de los fragmentos purificados.
ESTÁS LEYENDO
Bajo los Cerezos| CROSSOVER| Tomoe&Kagome CANCELADA
FanfictionA veces el destino suele ser muy cruel. Te pone trabas e incluso hace que el camino de Kagome Higurashi termine al lado del zorro mágico Tomoe. ¿Podrá Nanami recuperar a su amado kitsune? ¿O InuYasha podrá aceptar que Kagome lo ha olvidado? Naraku...