Capítulo XVIII. Los orígenes de Tomoe. Parte I.

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ADVERTENCIA: Capítulo con Lime +18.

Después de aquel pequeño paseo en el parque de diversiones, las amigas de Kagome se habían comunicado con ella para preguntarle que había pasado. Ellas juraban que habían visto a Tomoe con orejas de perro en su cabeza, pero se desmayaron y no recordaban más.

—Posiblemente se deba a un golpe de calor.

Fue todo lo que la chica les dijo, pero en cuanto cortó la llamada no pudo evitar reírse junto al kitsune por la pequeña maldad que les habían hecho a las chicas.

Varios días pasaron.

Si al kitsune le dijeran que viviría en ese lugar, no le hubiera agradado al principio, pero ver a la miko con esa sonrisa en su rostro siempre, estaría encantado de quedarse allí con ella.

Una semana después...

—¿Regresaremos? —preguntó el zorro adentrándose a la habitación de la mujer que amaba profundamente, examinó la habitación mientras se embriagaba con el perfume femenino. Se acercó suavemente hasta donde ella estaba estudiando.

—¿A dónde? —Kagome estaba tan sumergida en las ecuaciones de segundo grado que intentaba resolver que no prestaba la debida atención.

—A la época antigua—dijo este acercándose para mirar que era lo que tenía tan entretenida a la joven. Al ver la simbología no entendió absolutamente nada, sabía leer por supuesto, pero no tenía idea de que era aquello, entonces se alejó lo suficiente para prestar únicamente su atención a la azabache.

Entonces cuando mencionó aquello, el bolígrafo de la miko se cayó.

—Es cierto... —dijo ella pensativa, levantó su rostro hacia Tomoe y no pudo evitar sonrojarse al tenerlo a escasos centímetros de su rostro.

—¿Lo habías olvidado Kagome? —la voz que él usó al hablarle le erizó todos los vellos del cuerpo, incluso sintió como su boca se hizo agua.

Tomoe la aceleraba muchísimo... todo su cuerpo reaccionaba ante su cercanía, su perfume, su presencia.

Iba a retirar su rostro, pero antes de que lo hiciera Tomoe la había tomado por la barbilla con suavidad. Todo pensamiento razonable quedó olvidado en alguna parte de su cerebro, porque todo se nubló cuando sus lenguas se encontraron en un profundo beso, todo su interior vibraba al sentir al kitsune comérsela literalmente, él recorría toda su boca con agilidad, cepillando con su lengua sus pliegues, mordisqueando sus labios y sorbiendo cada gota de su esencia. Cada beso la hacía estremecerse, perturbándose mentalmente por todo lo que el youkai le hacía sentir.

Su piel ardía, su sangre hervía tal volcán a punto de hacer erupción.

Su mente estaba tan nublada que había olvidado por completo que en la planta baja se encontraba su familia, en cualquier momento podrían aparecer. Se moriría de la vergüenza si la encontraban así con Tomoe.

—E-espera—gimoteó sonrojada, obligándose a romper el beso—. Mi f-familia...

—Se han ido—el zorro intentó lanzarse a sus labios nuevamente, besuqueando y mordisqueando tentadoramente—. Tu madre dijo que irían a comprar alimentos...

—N-no To-Tomoe—todo el cuerpo de la miko vibró cuando él la había obligado a levantarse de esa silla y la llevó casi de un solo movimiento a la cama. Ella boca arriba y él sobre de ella, sin llegar a recostarse totalmente.

La cordura de la muchacha quedó olvidada en alguna parte, pues solamente se dedicó a sentir los besos hambrientos del kitsune. ¿Qué estaba haciendo? Ella no quería que algo así pasara en su habitación, pero el saber que estaban solos en toda la casa una parte muy oscura de su interior la tentaba a dejarse llevar, aun así, algo la detenía, pero su piel ardió en lava al sentir como Tomoe le sacaba la blusa que llevaba puesta, exponiendo así su ropa interior.

Bajo los Cerezos| CROSSOVER| Tomoe&Kagome CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora