Capítulo XX. Una invitación al Lord del Oeste.

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A Sesshomaru casi nada lo podía sorprender, ni siquiera asuntos internos de sus tierras. Desde hacía un tiempo había decidido que una pequeña parte fuese ocupada por humanos, para nadie pasaba desapercibido que el poderoso Lord había ablandado su corazón desde que llevaba consigo a una pequeña niña humana con él.

Pero mientras caminaba entre los pasillos del Palacio de la Luna, Jaken llegó corriendo hacia su amo.

Sus pequeñas patas verdes hacían eco que el Taiyoukai escuchó a la perfección y detuvo su silencioso andar.

—¿Qué quieres Jaken? —preguntó este sin siquiera girarse a mirar al pequeño demonio.

—¡Amo Sesshomaru! Qué gusto verle—empezó este con las algarabías que muchas veces fastidiaban al poderoso ser.

—Ve directo al grano.

Jaken sintió un escalofrío recorrerle la espalda cuando su amo le miró de soslayo, tembló ante este mientras asentía rápidamente, aferrándose a su báculo de dos cabezas.

—Naraku atacó una tribu kitsunes en las tierras del Sur y no solo eso, el infame Rey Demonio, también se encuentra entre sus aliados.

Sesshomaru se giró para ver a su vasallo con frialdad.

—No es un asunto que tenga que ver con las tierras del Oeste.

—Lo sé, amo bonito—dijo preocupado de que su información hiciera enojar al youkai—. El grupo de InuYasha se encontraba en esa batalla—entonces vio como Sesshomaru adquirió un poco de interés en su perorata—. La mujer de InuYasha casi mata a Naraku, además mis fuentes me indican que la tribu de zorros mágicos se unirá a la batalla y dos dioses están metidos en este asunto, señor.

Sesshomaru no demostró ninguna emoción, pero internamente la información que Jaken acababa de darle le había sorprendido solo un poco.

Así que... Naraku seguía haciéndose de más enemigos, había escuchado sobre el conflicto interno de los kitsunes, pero no le importaba en lo absoluto. Nada que no tuviera que ver con sus tierras, le interesaba.

—Bien, saldremos para seguir el rastro de Naraku, Jaken.

—¿Y Rin, mi señor?

—Llámala, nos iremos pronto.

—Aún hay algo más—dijo Jaken, sabía que Sesshomaru odiaba que la información fuese en partes, pero todavía dudaba mucho en lo que diría a continuación. Posiblemente se iba a llevar una patada de su amo.

—Dilo ya.

Este asintió nervioso—. Amo Sesshomaru, Lord Ryosenki tiene intenciones de aliarse con Naraku en esta batalla y arrebatarle las tierras del Oeste—dijo mientras se arrodillaba poniendo la cara contra el piso, esperando recibir el golpe.

Pero este nunca llegó, el Taiyoukai acababa de pasar a su lado sin siquiera hacerle algún rasguño, cuando levantó la cabeza vio como la larga cabellera de su amo se mecía suavemente.

—Entonces esto ya es personal—le escuchó decir y otro escalofrío recorrió su espina dorsal.

Para él, era bien sabido que Lord Ryosenki del Norte no tenía una relación diplomática con su amo, todo gracias a que este rechazó a la hija del primero. Desde entonces el Norte y el Oeste se declaraban guerrillas de vez en cuando.

Jaken tenía un mal presentimiento de todo eso.

Naraku estaba jugando sus cartas muy bien al reclutar enemigos de sus enemigos para su bando. Temía que aquella guerra se convirtiera en una donde los cuatro puntos cardinales respondiesen bélicamente.

Bajo los Cerezos| CROSSOVER| Tomoe&Kagome CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora