—¡InuYasha! —gritó la sacerdotisa enojada, su rostro estaba coloreado mientras miraba al mitad bestia.
—¡Ya te dije que no irás, eres una terca! —exclamó el mencionado, cruzándose de brazos—. Además gracias a tus estúpidos estudios, no hemos podido seguir buscando los fragmentos y también no tengo que recordarte que gracias a que rescataste a este pobre zorro, nos hemos retrasado más.
—¿Qué dijiste imbécil? —refunfuñó Tomoe, poniéndose a la defensiva y mostrándole al peliplata su fuego vulpini.
—¡Feh! ¿Quieres pelear? ¡Eres un debilucho!
Ambas criaturas comenzaron a gruñirse, dejando de lado el problema principal. Tanto Sango, Miroku y Shippo suspiraron al ver que una vez más el kitsune y el hanyou iban a comenzar a pelearse.
—¡Abajo! ¡Abajo! ¡Abajo! —colérica por sentirse ignorada por ambos, sacó todo por medio de sus gritos. El collar hizo lo propio al llevar al suelo a InuYasha, dejándolo varios centímetros enterrado en el suelo—. ¡Me voy y no podrás impedirlo! ¡Tonto!
El resto del grupo comenzó a reír, ya que esas peleas eran tan normales y siempre les causaba una risilla cada que el hanyou terminaba en el piso.
—¿Podrías prestarme a Kirara, Sango? —juntó sus dos manos como en rezo—. Prometo que regresará nada más me deje en el pozo.
La castaña asintió—. Sin problemas, Kagome, sabes que puedes llevártela.
—¿Tardará en regresar, señorita? —preguntó el monje con curiosidad.
—Solo serán tres días, además aprovecharé para rellenar nuestras provisiones. Los medicamentos que usamos están por terminarse.
—Entonces ve antes de que InuYasha se recupere—aconsejó Sango divertida y Kirara se transformó en la enorme gata de fuego.
—Kagome... espera—habló Tomoe después de un rato, se sentía casi siempre ignorado por la sacerdotisa y el grupo en general, por lo general no le tomaba mucha importancia. Pues él estaba allí por esa mujer para cuidarla y amarla, el resto del grupo no le interesaba, pero cuando la muchacha dijo que se iría un miedo se sembró en su pecho.
La ojiazul se detuvo y miró con atención el agarre de la garra de Tomoe con su brazo—. ¿Qué sucede?
—No te vayas... —sin darle tiempo de decir nada a la joven, él la había rodeado con sus brazos. Escondiendo sus ojos bajo su flequillo y recargando su barbilla sobre la coronilla azabache—. No me dejes...
El corazón de la miko latía furiosamente ante las palabras del kitsune, quería soltarse y recordarle que ella amaba a InuYasha, pero las palabras no salieron. Siempre que Tomoe se atrevía a tocarla de esa manera, su cuerpo se congelaba y no reaccionaba. Solo podía escuchar el zumbido de su palpitar y el calor en sus mejillas.
—¡Oye tú maldito! ¡Suelta a Kagome! —InuYasha se había recuperado de santo costalazo que recibió por culpa de la mencionada, jamás admitiría que odiaba que el zorro mágico abrazara de esa forma a la miko.
—InuYasha... —llamó Miroku con cautela, intentando evitar algún otro tipo de enfrentamiento entre ambos.
—Yo te acompañaré a dónde sea que vayas, pero no me dejes—decía el zorro en súplica.
Los ojos azules de la joven nublados por el mar de sensaciones y toda su cabeza desconectada de su entorno solo prestaban atención a las palabras de Tomoe. A la lejanía se escuchaban los gritos de InuYasha y solo pudo asentir.
—Sí... —en un susurro contestó y de repente el zorro se había transformado en un pequeño relicario que se colocó alrededor del cuello de la joven.
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Bajo los Cerezos| CROSSOVER| Tomoe&Kagome CANCELADA
FanfictionA veces el destino suele ser muy cruel. Te pone trabas e incluso hace que el camino de Kagome Higurashi termine al lado del zorro mágico Tomoe. ¿Podrá Nanami recuperar a su amado kitsune? ¿O InuYasha podrá aceptar que Kagome lo ha olvidado? Naraku...