Capítulo XIII. El final del comienzo.

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¿Cómo sentirse al respecto por lo que acababa de ver?

La noche se escuchaba tranquila, el bosque era iluminado por las luciérnagas y se escuchaba el canto de los grillos mientras la luna iluminaba los claros. De vez en cuando se escuchaba el crujido de algunas hojas secas al romperse bajo las pisadas etéreas de Tomoe, al cargar entre sus brazos a una Kagome dormida.

Dentro de su ser un sabor amargo se cocinaba en su garganta al haber visto la unión de aquel par de amantes. InuYasha no era de su agrado pues sabía que estaba enamorado de su ama, pero en su interior quiso asesinarlo por haber herido de esa forma a la azabache y le dolía que ella solo tenía ojos para el mitad bestia.

De momento tendría que esperar a que la chica despertara.

Mientras caminaba por el bosque miraba el delicado rostro de la miko, se veía tan serena y sus largos suspiros lo hicieron esbozar una pequeña sonrisa.

No podía dejarla... su corazón latía por ella.

Aunque no tenía idea de como o porque quería estar a su lado, recordando el día en el que despertó repentinamente, se cautivó por sus ojos cálidos, observarla era algo que había aprendido al convivir con ella y pudo ver un brillo en sus rizadas pestañas gracias a la luz de la luna.

Cuando levantó la mirada vio una cueva, no deseaba que el resto del grupo de su ama y señora vieran su estado, cabía la posibilidad de la empatía de ellos definitivamente pero en esos momentos solo deseaba evitar posibles preguntas y también evitar al desgraciado hibrido por si regresaba antes.

Al entrar a la cueva vio que no era demasiado profunda pero servía para darles el cobijo necesario.

Aun con la ojiazul en brazos usó su fuego vulpini para encender unas hojas apiñadas que se encontraban a unos metros de la entrada, a simple vista era un punto utilizado por viajeros y bandidos.

Se sentó con su preciada carga cerca del calor de la fogata.

Las llamas azules iluminaban el rostro de Kagome, tan hermosa y delicada, tan frágil... por primera vez sentía que si se la arrebataban de su lado nada tendría sentido para él. La aferró con fuerza a su pecho llenándose del perfume de su cabello, dentro muy dentro de su corazón quería que la azabache solo lo mirara a él como el día en el que ella le había dicho que sería para siempre suya.

Mientras pensaba en sus recuerdos, los ojos le fueron pesando gracias al calor del fuego y del abrazo que compartía con la triste miko. Y otra vez la mirada triste de esa chica de ropas naranjas vino como rayo a su cabeza.

Alejó rápidamente la imagen de aquella chica y se concentró en mirar el rostro de Kagome mientras acariciaba con cariño su mejilla hasta que el sueño lo venció.

El ambiente romántico se mantenía iluminado por las serpientes de Kikyo, el aroma de la mujer, su calidez, todo era perfecto e incluso había olvidado que cuando ellos dos se separaran todo regresaría a la normalidad y tendría que enfrentar la real...

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El ambiente romántico se mantenía iluminado por las serpientes de Kikyo, el aroma de la mujer, su calidez, todo era perfecto e incluso había olvidado que cuando ellos dos se separaran todo regresaría a la normalidad y tendría que enfrentar la realidad.

Bajo los Cerezos| CROSSOVER| Tomoe&Kagome CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora