Capítulo VI. Realidad Modificada

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Una sonrisa arrogante se dibujó en los labios del kitsune mientras veía al hanyou recién llegado. Se había levantado tras el alboroto que se armó cuando InuYasha llegó con un ataque.

—¡InuYasha! —exclamó Kagome sobresaltada al ver todo ese lío. Sin poder evitarlo, se preocupó por ese enfrentamiento, sabía que eso no terminaría bien si permitía que esos dos se enfrentaran—. ¡Detente!

Sin embargo, el hanyou la ignoró al haber desenvainado a Tessaiga y ahora apuntaba al kitsune tras haberle lanzado sus garras de acero.

—¡Toma esto! —exclamó el zorro, lanzando sin consideración alguna su fuego vulpini—. ¡Muere!

Nadie entendía porque de repente ambas criaturas peleaban, solo eran meros espectadores de lo que estaba sucediendo. Solo el pequeño Shippo se percató del verdadero motivo por el cual InuYasha había llegado a atacar al kitsune de la nada.

—Es por el sello que se formó—dijo en voz baja, pero fue escuchado por Miroku que se le quedó viendo. Todos se habían levantado y ahora miraban con preocupación la situación.

—¿A qué te refieres pequeño Shippo? —preguntó el monje curioso, aunque sin despegar la mirada del enfrentamiento.

Shippo asintió con seriedad y de un brinco subió al hombro del chico—. Tomoe selló un lazo con Kagome y ahora ella está impregnada de su esencia. Estoy seguro de que InuYasha sintió la mezcla de ambos aromas y por eso llegó a atacarlo.

Sango había prestado atención a la explicación del cachorro, era bastante interesante la raza de los kitsunes mágicos. Pero también le preocupaba la situación y tuvo que jalar de la túnica al monje para sacarlo del área de combate, por los pelos... un Viento Cortante pasó muy cerca de ellos.

—¡Ya basta! —gritó Kagome, realmente no quería verlos pelear.

—¡Vete al infierno! —exclamó Tomoe molesto, sin voltear a ver a la muchacha, aunque estaba herido por aquel corte todavía podía pelear—. ¡Casi dañas a mi ama, maldito!

—¡Feh! ¡Kagome no es nada tuyo, alimaña! —contestó el hanyou bastante molesto, levantó nuevamente a Tessaiga y estaba listo para lanzarle un ataque más potente, ya que ante sus ojos pudo observar la abertura y choque entre sus energías demoniacas. Se dio cuenta de que Tomoe era bastante fuerte pero no mejor que él—. ¡Bakuryu...!

—¡Abajo! —la miko del futuro gritó aterrorizada, ya que si InuYasha lograba terminar su ataque, Tomoe moriría en el instante. Tuvo que hacerlo, le había dolido que ambos se enfrentaran e ignoraba la explicación que Shippo les dio a sus amigos.

A veces era demasiado inocente.

—¡Kagome! ¿Por qué? —exclamó el mitad bestia desde el suelo, la espada había perdido su transformación.

—¡Ahora muere! —el zorro había encendido una vez más el fuego vulpini. Pero sus ojos se abrieron con sorpresa al sentir que la muchacha se interponía entre él e InuYasha.

—¡Ya basta! ¡No peleen! —gritó mientras sus ojos se llenaban de lágrimas gracias a la angustia que estaba sintiendo. Desconocía muchas cosas acerca de un lazo familiar entre ella y el kitsune, tampoco sabía que su aroma había cambiado. Y tampoco se percató de que su grito había hecho efecto ante la magia que Tomoe había sellado entre ambos.

Ante tal orden tuvo que obedecer.

-.-

Un rato después un par de miradas casi echaban chispas, sentados uno frente al otro con los brazos cruzados y en un silencio sumamente incómodo. La cena que el hanyou había arruinado la habían retomado, aunque todo el alrededor era un verdadero desastre.

Bajo los Cerezos| CROSSOVER| Tomoe&Kagome CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora