𝟏𝟏.

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La mañana comenzó a la misma hora de siempre. Mi cuerpo y mente ya se habían acostumbrado a la hora a la que traían el desayuno, por lo que cinco minutos antes, me despertaba inconscientemente. Pero aquel día el desayuno no llegó.

¿Acaso sabían de mi encuentro con Loki? Nunca había planteado el tema de las cámaras, pero tenía todo el sentido del mundo que aquel lugar estuviera infestado de cámaras ocultas para monotorizar todo lo que hiciéramos sin que nos diéramos cuenta.

Le había dado los buenos días a Loki, pero no recibí ningún tipo de respuesta. Perfectamente podía no estar en la habitación si no fuera porque escuchaba como hacía sus ejercicios diarios con su cama.

Aquello dolía más que un ataque físico. ¿Por que me odiaba de repente? Podía tener motivos para hacerlo pero tenía que entender que yo también tenía problemas para manifestar mis poderes.

Quería ayudarle de alguna manera, pero no encontraba ninguna. Decidí darme una ducha, pues ayer no tuve tiempo con todo lo que ocurrió en la noche. El agua me ayudaba a pensar. Los chorros se deslizaban sobre mi piel cuando la puerta se abrió. Terminé de enjuagarme y salí enrollado en una toalla.

Un agente me esperaba apoyado en el marco de la puerta. Me lanzó una ropa nueva que tomé al vuelo y salí. Era Jack, el más amable de todos. Era el único que no se quedaba para ver desnudo mientras me cambiaba, ni hacía comentarios despectivos hacia mí. Me trataba bien, como se debería tratar a un prisionero inocente, al fin y al cabo.

Terminé de secarme y me vestí lo más rápido que pude. No les gustaba que fuera por el edificio con aquella ropa gris de carcelario. Daba mala imagen a aquellos que iban y venían. Como si alguien fuese a verme en algún momento.

Salí de la celda, y extendí mis brazos para que colocaran las cadenas a mi alrededor. Ya conocía de memoria el procedimiento para salir de la prisión. Seguimos por el pasillo hasta el ascensor, donde se producía el intercambio de guardias.

Era similar al cambio de guardia de la reina de Inglaterra en el palacio de Buckingham. Había aprendido muchas cosas en aquella celda, pues nos daban libros para leer. Y Loki también me contaba experiencias de su pasado o costumbres de, como él nos llamaba, los estúpidos terrestres.

Volvimos a la planta del laberinto, o así es como yo la llamaba. El recorrido parecía haber vuelto a cambiar, no conseguía memorizar nunca por donde íbamos. De todas maneras, pronto dejaría de ser útil aquella información.

Tenía dos opciones en mi camino. Ser liberado con la muerte de Loki o convertirme en un criminal y huir con el dios. La segunda opción era tentadora, pero mis posibilidades se habían vuelto demasiado bajas como para hacerla realidad.

Enseguida llegamos a la sala en la que me esperaban. Aquella vez me desataron por completo. Tal vez habían entrado en razón y habían entendido que yo no tenía ninguna posibilidad de romper la barrera de mi madre.

Tal vez iban a liberarnos a ambos, sin trato. Me deshice de aquellas ilusiones nada más entrar. Hayward tenía una amplia sonrisa dibujada sobre su rostro. Aquello solo podía indicar una cosa para nosotros: sufrimiento.

Me indicaron que tomara asiento y así lo hice. Me ofrecieron todo tipo de bebidas y comida. pero rechacé todas y cada una de ellas. ¿Por qué estaban siendo tan amables conmigo? Aquell me descolocaba más de lo normal. Decidí tomar la iniciativa de la situación, debía aparentar seguridad y confianza en mí mismo. Me aclaré la garganta y hablé.

— ¿Qué quieren ahora? Están siendo demasiado amables conmigo.

— Ya sabes lo que queremos de tí. Pero no colaboras. Wanda se creía muy lista, enviando a su hijo como espía y montando toda una historia para que creyeramos que no tenías nada que ver con ella. Pero no nos engañas, aquí no puedes conseguir nada. Así que lleguemos a un trato, ¿está bien?

𝐍𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐏𝐫𝐢𝐬𝐢𝐨́𝐧 ┇ 𝐿𝑜𝑘𝑖 𝑥 𝑀𝑎𝑙𝑒 𝑅𝑒𝑎𝑑𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora