𝐄𝐩𝐢́𝐥𝐨𝐠𝐨

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Aquella noche terminó pocos minutos después de la ida del último niño Maximoff. Loki estaba devastado por la muerte del último ser querido que tenía y más aún, al que amaba con todo su ser. Wanda por su lado, llevaba el duelo de una manera distinta. Lloró. Lloró como cualquier madre haría si su hijo hubiese muerto justo delante de sus ojos. Más ella aún tenía una esperanza de volver a verlos.

Ambos se despidieron en aquella terraza, y la bruja regresó al lugar del que había venido mientras sobrevolaba la ciudad de New York, iluminada por miles de luces distintas. Su belleza era innata. Siempre había alguien despierto, alguien divirtiéndose, alguien llorando... Y esa era la belleza de New York: siempre quedaba alguien que la mantenía con vida.

Loki se quedó allí, tumbado de cara al cielo, esperando otro milagro que le proporcionase besar los labios de su amado de nuevo. Sin embargo, aquel fantástico pero imposible deseo jamás llegó. Los primeros rayos del alba golpearon su rostro, pálido y demacrado por la situación vivida. Su cuerpo se negaba, pero era la hora de levantarse de aquella postura.

Bajó las escaleras del edificio hasta llegar a la planta en la que se encontraba su habitación. Casi no podía moverse y en más de una ocasión, sus piernas le fallaron. Cuando consiguió alcanzar sus aposentos, se dirigió directamente al baño. Aún seguía manchado de la sangre de (T/N), más no le importó. Se desnudó y entró a la ducha.

El agua, prácticamente hirviendo, golpeaba su espalda como si fuera una cascada. Dejaba quemaduras que tardarían en sanar, pero Loki no sentía nada. Todo lo que había imaginado alguna vez se magnificó con la llegada de aquel pequeño brujo a su prisión, y ahora había sido arrancado de su lado. Todo en él cesó. Sus sentimientos, sus emociones, sus pensamientos... Todo estaba nublado en su mente.

Se secó con una toalla y con un simple boxer, se acostó en la cama y cerró las luces. Tumbado boca arriba y en la oscuridad de su habitación, dejó que sus ojos descansaran de la presión que tanto habían sentido y abrió las compuertas. Lágrimas cayeron por sus mejillas, humedeciendo el camino por el que pasaban. Durmió.

El sonido ensordecedor de una alarma de vehículo despertó al asgardiano de su profundo sueño

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El sonido ensordecedor de una alarma de vehículo despertó al asgardiano de su profundo sueño. La ventana no estaba cerrada, y ahora los rayos de luz indicaban que ya era poco más de medio día. Era extraño, pues Loki recordaba haber cerrado todo para no ser perturbado mientras descansaba. Incluso había colocado aquel cartel de "No molestar" delante de la puerta para indicar al servicio que no deseaba nada.

Se levantó somniolento, aún con sus ojos hinchados después de haber pasado toda la noche en vela y llorando. Era su primera mañana sin (T/N) desde que se habían conocido. Miró por aquella ventana, el mundo no se detuvo por su muerte. Todos continuaban igual y nadie se percataba que, desde aquel edificio, un dios maldecía el fallecimiento de su amado.

No tardó en percatarse de la presencia de otra persona. No se movió. Solo con estar ahí supo que se trataba de una mujer, pero aún debía descifrar su identidad.

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𝐍𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐏𝐫𝐢𝐬𝐢𝐨́𝐧 ┇ 𝐿𝑜𝑘𝑖 𝑥 𝑀𝑎𝑙𝑒 𝑅𝑒𝑎𝑑𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora