𝟏𝟐.

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Aquella noche no pude pegar ojo. Mi mente se llenaba de situaciones en las que podía ayudar a Loki, pero ninguna tenía un final feliz para ambos. Uno de los dos debía morir o al menos, sacrificarse para que el otro quedara libre.

Un ruido me hizo reaccionar. Loki estaba despierto y haciendo ejercicio. Era demasiado pronto como para que estuviera despierto, definitivamente estaba más nervioso de lo que aparentaba estar.

No podía decirle nada, no sabía que hacer. La situación me sobrepasaba, me estaba ahogando en mi propia culpa sin darme cuenta de que la persona que realmente necesitaba ayuda estaba en la sala de la lado. Quería consolarlo, incluso volver a abrazarlo. Pero no podía. Mi cuerpo no reaccionaba.

Me levanté de la cama y me cepillé los dientes, y traté de arreglarme lo máximo posible para el momento en el que me soltaran. Aún tenía la ropa de ayer sobre el escritorio, no me hicieron devolverla como otros días. Con ella abandonaría aquel edificio y comenzaría mi nueva vida.

¿Estaba preparado para hacerlo? ¿Para hacerlo sin Loki? No tenía a nadie ni ningún lugar donde ir. Quizás éste se había convertido en mi hogar. Quizás estaba equivocado al desear mi libertad. ¿Era realmente libre si lo único que me quedaba era yo mismo, persiguiendo una felicidad inalcanzable?

La ducha tampoco cumplió su función, o al menos la que yo le había asignado: despejar mi mente de todas mis dudas. Me vestí y volví a sentarme en la cama. No escuchaba nada. Pero sabía que Loki no se había marchado, él se habría despedido. Él lo habría hecho...

— Loki... — fue un simple susurro, pero parecía ser el mayor grito de auxilio que había escuchado jamás.

Pasaron minutos en silencio, pero que a mi parecer fueron horas. Era esa desesperación la que me hacía más daño. Necesitaba escuchar su voz, saber que aún pensaba en mí como el compañero de celda por que el valió la pena dar la vida. No queria que me odiara, era un peso que seguramente no podría soportar sobre mis hombros. Finalmente se digno a hablarme.

— ¿Qué quieres? — cortante como él había sido aquellos días.

Una pregunta sencilla pero complicada al mismo tiempo. Podía tener miles de respuestas: quería a mi familia junto a mí, quería ser libre, quería poder ayudarle y no tener una muerte sobre mí por el resto de mi existencia. Pero sabía que todo aquello se había vuelto secundario. Porque la respuesta corta que yo deseaba darle era "a tí".

— Que me hables. Que me digas como te sientes. Que me digas que puedo hacer para ayudarte. O para vengarte. O si puedo buscar a alguien, avisar a... — debía ser cauteloso, él no tenía una buena relación con su familia como para que quisiera que les notificara su muerte

— Continúa, vamos. Sigue la frase. Termínala. ¿A quién vas a avisar? — su tono se volvió más fuerte hasta que acabó gritando — ¡¿A quíen vas a avisar?! No le importo a nadie, no puedes avisar a la nada.

"A mí me importas" Aquella era la respuesta que debería haberle dado. Aquella era la respuesta que seguramente él estaba esperando, encontrarse con que alguien sí podía tener sentimientos hacia él. Sin embargo, no fui capaz de darla. No pude. Loki estaba ahí, entre mis ganas de arriesgarme y el miedo a enamorarme.

— Tu hermano... Él no sabe que estás vivo. A lo mejor puede hacer algo, puede detenerlos y salvarte. Serías libre. ¿No querías una solución? Ahí la tienes. —cada vez sonaba más desesperado, buscando soluciones imposibles.

— No. Thor no puede saber de esto. Nadie puede. Mi muerte será un secreto que te llevarás a la tumba. Prométeme eso al menos, Maximoff. Hazlo por mí.

— Lo prometo.

La conversación terminó ahí. Él seguía enfadado, me había gritado. Pero eso también significó que aún era capaz de dirigirme la palabra, así que no era del todo malo, ¿no? No sabía que hacer para matar el tiempo, aún no era la hora de desayunar y ambos ya estábamos preparados para el momento de la verdad.

No tardaron mucho en venir los agentes. Esta vez habían triplicado el número, era una situación tan peliaguda que no podían arriesgarse a tener la misma seguridad. Incluso Jack y otro agente se quedaron en mi puerta, por si yo intentaba algo.

Como si pudiera hacerlo... Loki pidió no ser amordazado hasta decirme unas palabras. Ya no tenía sentido ocultar que nos conocíamos y habíamos hablado a través de la pared.

— No estoy enfadado. No te culpes. Vive tu vida, brujito.

Las lárgimas comenzaron a brotar como si hubiera abierto las puertas de un embalse. No fui capaz de despedirme. Él viviría en mi memoria, no podía dejar que fuera olvidado por la humanidad. Aún siendo un criminal y un asesino, en sus últimos días se redimió y se sacrificó por mí. Aquello demostraba que era mejor persona de lo que demostraba.

Fue alejado de mí, y le encadenaron completamente. Sería imposible hacer un solo movimiento más que caminar con dificultades. Todos los agentes abandonaron la prisión mientras lo rodeaban, apuntando todas sus armas contra él. Fue la última vez que lo ví en aquella prisión.

Escuché la voz de Jack al otro lado de mi celda. Él tampoco parecía estar muy de acuerdo con la pena de muerte, pero ese era su trabajo. Su compañero, por otro lado, estaba disfrutando aquel momento como un niño en la feria. Parecía que le gustase ver el sufrimiento de otros. A él se le consideraba un héroe, mientras que a Loki un monstruo.

El mayor fue llevado hasta el ascensor, pero en aquella ocasión no fueron al mismo piso. El elevador los llevó hasta el piso 89. El edificio no tenía muchos más, solo 11 más. O al menos, aquel ascensor paraba en el 100. Quien sabe si había todo un edificio secreto sobre las nubes, o uno bajo tierra. Cuando las puertas se abrieron, otra docena de agentes le esperaba. Le llevaron por aquellos pasillos laberínticos a su destino final: la muerte.

De nuevo en las celdas, mi rabia aumentaba. El compañero de Jack se mofaba de la situación, parecía reirse de sus desgracias y de como se merecía todo lo que estaba pasándole. Mi respiración comenzó a ser agitada, aquello estaba cabreándome mucho.

Noté la energía interna recorrer mi cuerpo. Aquella vez no se estaba concentrando en un lugar concreto, sino por todas mis extremidades. La magia, del color de la sangre, comenzó a brotar de mis dedos, como si no encontrase lugar en mi interior. Grité. Grité tan fuerte que podría haber roto los cristales de la sala de no ser por mi magia, la cual ya se encargó de aquello.

La puerta salió volando, llevándose por delante al otro agente. También había destrozado la pared que separaba mi celda de la de Loki. Un boquete apareció tras de mí. Había hecho un agujero en el edificio, y ahora las alarmas sonaban con fuerza. "Fuga de prisionero" resonaba por toda la torre. Miré a Jack, quien se encontraba tembloroso y herido en el suelo, pero con heridas leves y no mortales.

— ¿Dónde se lo llevan? ¿Dónde tengo que ir?

— Piso 89. Sigue los pasillos, no tiene pérdida.

Le agradecí con un leve movimiento de cabeza y comencé mi búsqueda. En la puerta dos agentes me esperaban. Con mi magia le partí el cuello a uno y lancé por los aires al otro, lanzándolo al vacío desde el hueco del edificio. No me importaban ellos, nadie en mi camino lo hacía. Solo Loki.

¡Hola a todos!

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¡Hola a todos!

¿Qué les pareció el capítulo? La cosa se descontroló. Ya era hora de que T/N sacara esa furia Maximoff y patease unos cuantos culos.

Tampoco crean que ya controla sus poderes solo por usarlos a su favor. Consigue que le hagan caso, pero eso no pasará siempre. ¿O sí?

𝐍𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐏𝐫𝐢𝐬𝐢𝐨́𝐧 ┇ 𝐿𝑜𝑘𝑖 𝑥 𝑀𝑎𝑙𝑒 𝑅𝑒𝑎𝑑𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora