Epílogo: ¿Funciona?

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Todo comenzó unos meses después de ya haberse instalado en su nueva casa cerca de Santiago, habían terminado de tener una de las muchas noches locas las cuales nunca sabían terminar.

—Conchetumare—decía cagado de la risa el menor, sacándose el miembro del mayor de su interior y dejándose caer a un lado de él.

—¿Qué?—decía mientras nalgueaba al chico a su lado, el cual estaba boca abajo.

—Me cansé brijido, menos mal terminamos.

—¿Y quien dijo que terminamos?—dijo alarmando al menor, el cual abrió los ojos—¡JAJA! estoy webiando amor—dijo para sacarse el condón, anudarlo y levantarse para ir al baño.

Al volver, el menor ya boca arriba, le hizo una pregunta que lo alarmaria;

—Oye, no es por nada, pero ya casi llevamos un año y medio y nunca me hay dejao' metertela ¿Porque solo yo nomas tengo que ser el hoyo del queque?.

—Creí que eso no te molestaba.

—Obvio que no, osea, me encanta como, como me culiai pero, igual podríamos probar.

—Es que igual no sé.

—¿Qué cosa? Yapo amor—decía mientras hacía un puchero, su táctica "infalible", y de paso, comenzando a masajear su trasero—Mas encima, es injusta la wea porque tu teni el meo poto y los meos tutos, se están desaprovechando.

Eso hizo que el mayor se pusiera rojo y de paso caliente, pero, aún no se convencía.

—Puta Cristian, es que ahora estoy cansado.

—¿Y quien dice que lo hagamos ahora? Solo digo, que la próxima me dejes a mí.

—Bueno, pero veamos si te la podi—ese comentario hizo que el menor se entusiasmara.

—Tambien soy hombre Seba.

—Yo digo nomas.

(...)

Pasaron los días, casi dos semanas y nada pasaba, en el fondo, el mayor tenía miedo, aunque el menor intentaba iniciar un encuentro, el mayor encontraba cualquier excusa para no tener sexo.

Hasta qué...

En un beso, el cual el menor intensificó, sintiendo como el mayor se ponía encima de él, comenzó a levantar su pelvis para que ambos miembros se tocarán, metiendo sus manos de paso, masajeando el de aquel chico que ahora, tenía el pelo bicolor.

Lo había logrado.

Una vez sintiendo que estaba lo suficientemente duro, decidió tomar las riendas de la situación.

—Bueno Seba, date vuelta.

—¿Qué?.

—Date vuelta.

El mayor hizo caso, después de todo, había aceptado, y el era un hombre de palabra, además, siempre es bueno probar cosas nuevas.

El moreno al ver la imagen del nada pequeño trasero de su pareja, recordó sus días de sexo heterosexual, le gustaba, pero tampoco lo disfrutaba, después de todo, siempre estuvo reprimido.

Se sentía nervioso, hace mucho que no hacía algo así, se sentía como un otaku virgen otra vez, pero era su Seba, no podría salir mal.

Comenzó a masajear las piernas de su pareja, para luego subir y apretar aquel trasero que tanto le gustaba, siempre le llamó la atención lo "muslon" que era, solo se dignaba a apretar, en serio tenía muchas ganas de apretar aquellos muslos, hasta que por fin, se atrevió a bajar aquellos shorts de verano.

¿ᴇɴ ꜱᴇʀɪᴏ ɴᴏ ᴛᴇ ᴀᴄᴏʀᴅᴀɪ? [MoaiGhost]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora