Capítulo 22

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GULF

Llevamos cinco días recorriendo la ciudad en busca del local perfecto, estoy totalmente agotado, he tenido guardia durante las últimas 24 horas y solo quiero echarme sobre mi cama y dormir hasta el año que viene. Me consuela que dos semanas más y acabaré mi contrato de trabajo. Cuando hablé con el director médico sobre dejar mi trabajo actual me dio una charla sobre mis expectativas y planes de un futuro, que según él, sería brillante dentro de su hospital. Poco o nada sabe de mis planes de futuro, porque amo mi profesión, pero también amo a Mew, necesito un equilibrio entre los dos amores de mi vida, y tengo muy claro que en el hospital no podré mantener ese equilibrio.

Me meto en el ascensor y me apoyo contra la pared de espejos intentando no dormirme de pie. Entro en casa con un suspiro y me dirigo al dormitorio, quiero darme una ducha y dormir un rato antes de que Mew llegue, me dijo que esta mañana iba a visitar un local cerca del río, según un emocionado Mew, es lo que estábamos buscando. Tengo que admitir que me encanta su entusiasmo. Estoy a punto de quitarme la ropa cuando oigo un ruido proveniente de la cocina, ¿Mew ya ha llegado? Me asomo a la puerta, pero no veo a nadie, es muy extraño. Entonces y sin saber bien de donde ha salido un hombre me atrapa contra la pared del pasillo frente a la cocina.

-¿Dónde está Saint Suppapong? – me susurra al oído con un tono amenazante que me da escalofríos.

-¿Quién? – logro decirle, que se pudra si cree que le voy a decir algo.

-No juegues conmigo guapito porque te aseguro que no me importa sacarte la información a golpes – me amenaza.

-No sé de quién me hablas, aquí solo vivimos mi novio y yo, nos mudamos hace poco – le respondo.

-Muy bien, si no podemos hacerlo por las buenas, lo haremos por las malas, y ya me jode porque tienes una cara preciosa – me dice mientras me lanza al suelo de una patada. Mis pulmones se quedan sin aire y me retuerzo intentando respirar.

-Entonces preciosidad, ¿me vas a decir dónde puedo encontrar a Saint Suppapong o me vas a obligar sacártelo a guantazos? – sigue amenazándome.

-Te digo que no sé de quién me hablas, ¿cómo quieres que te lo diga? – le contesto.

-Está bien, empecemos entonces – me dice y a partir de ahí pierdo la noción del tiempo.

Intento defenderme, pero este hombre está entrenado para matar a alguien con sus manos. Tengo el labio roto, me sangra la nariz y un corte que tengo en la frente me arde como el fuego. Creo que cuando me lanzó sobre la mesa auxiliar del salón se me clavaron varios trozos de cristal en la espalda. Me da una patada en las costillas y siento como si mil agujas me atravesaran dejándome sin respiración. Creo que me las ha roto y tengo alguna clavada en el pulmón. Este será mi fin y solo puedo pensar en que sentirá Mew cuando me encuentre, no quiero verlo sufrir tengo que resistir, pero todavía no sé cómo.

-Eres un tipo duro, he de reconocerlo, así que vives aquí con tu novio, entonces esperaremos a que llegue para preguntarle si quiere unirse a la fiesta.

No por favor, eso no. No puedo hablar, no me puedo mover, perdóname Saint pero no puedo permitir que dañe a Mew, lo siento de verdad.

-No, por favor – logro decirle.

-No te oigo preciosura, ¿tienes algo que decirme? – me dice acercándose a mi cara.

-Saint no vive aquí, vive en las afueras – le digo con hilo de voz.

-Parece que empezamos a entendernos, escríbeme su dirección – me pide tendiéndome su teléfono y yo con mi mano temblorosa le escribo la dirección de mi hermano.

Elección final - ZeeSaint (Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora