Capítulo 16: La civilización de Dale

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—Son treinta hombres aproximadamente. Cuentan con artillería pesada y no buscan hacerse amigos —les dijo a todo el grupo—. Si vienen, estamos muertos. Y las mujeres querrán estarlo.

Inconscientemente miró a Nicole al decir lo último.

Daryl Dixon había torturado a golpes a Randall durante toda la madrugada para que les de información de su grupo.

Luego, se fue, lejos de ellos. Pero pronto sintió otra presencia detrás de él. Ella había seguido sus pasos, con un paño y alcohol, pues los nudillos del cazador no paraban de sangrar.

—Soy yo —sonrió tímida Nicole, cuando él volteó con la ballesta en el aire.

—¿Qué? —la miró él, deseando saber qué quería.

Ella mostró el alcohol y el paño que llevaba. El bufó, como si fuese lo más absurdo del mundo.
Pero la mirada de ella fue lo suficientemente severa para que él deje de rechistar y le extienda las manos, sentándose en el piso. Al sentir el alcohol en su piel, se removió algo incómodo.

—Lo siento —murmuró, cuando él se removió por el ardor—. Así que... ¿Ahora vives aquí?

Desde lo sucedido con Sophia, el cazador había regresado a su personalidad agresiva y distante, ignorando a todos los del campamento.

—Ajá —contestó él—. ¿Tú estás de mejor humor?

—Oh, eres el menos indicado para reclamarle al otro por sus estados de humor.

Él sonrió un poco, negando la cabeza, con su típico semblante desinteresado. Ella lo miró sorprendida por su capacidad para cambiar de comportamiento de un segundo a otro. que  Era tan extraña esa cualidad de él, que le encantaba.

—¿Qué dijo el niño sobre las mujeres? —cuestionó la arquera.

—¿Por qué la pregunta? —respondió ronco, mirándola.

—Porque cuando mencionaste lo de las mujeres, me miraste a mi. Y juro haber visto un destello de preocupación en tus ojos —susurró lo último como si fuese un secreto.

—Claro —bufó él, divertido. Luego, su expresión se volvió más seria—. Me contó que encontraron a un padre con sus dos hijas adolescentes. Ellos... El padre tuvo que mirar mientras esos animales se turnaban para... violarlas.

La expresión de Nicole fue neutra, pero por dentro, estaba tan horrorizada.

—Hay que matarlo —soltó de repente Dixon.

Y ella, asintió con la cabeza, lentamente.

—Bien, como yo lo veo, solo hay una solución para esto —habló Shane.

Estaban todos reunidos con la familia Greene en el comedor de la casa, para discutir cuál sería el destino de Randall.

—Matarlo, ¿cierto? —se rió con bronca Dale—. Entonces, ¿para qué votar? Solo Glenn y yo pensamos diferente.

El anciano dijo eso confiado, pero al ver la mirada incómoda de Glenn, supo que el joven coreano tampoco acompañaba su pensamiento.

 𝐀𝐑𝐐𝐔𝐄𝐑𝐎𝐒 | 𝐃𝐀𝐑𝐘𝐋 𝐃𝐈𝐗𝐎𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora