"LORI GRIMES"
"THEO DOUGLAS"
"CAROL PELETIER"
Glenn había cavado toda la noche sus tumbas significativas. Tres personas de su familia, bajo tierra, en un solo día.
Eran las cinco de la mañana cuando Nicole se atrevió a ir. Las tumbas se encontraban justo debajo de la copa de un árbol, donde caía el verde y la brisa. Era simplemente hermoso.
De pronto, oyó unas pisadas acercándose, por lo que desenfundó sus cuchillos en defensa. Pero los bajó al ver quién era. Daryl, con una Rosa cherokee en sus manos.
—Hey.
—Hey.
Él se agachó frente a la tumba de Carol, suspirando.
Nicole se alejó, rápido, hacia al horizonte, al sentir sus ojos cristalizarse otra vez. Apenas se veían las cercas, el bosque, mientras el amanecer anaranjado caía. Unos minutos después, sintió la presencia del cazador a su lado. Lo miró, esperando a que diga algo, pero él no pareció tener intenciones de hacerlo. Solo la imitó, observando el amanecer.
—Gracias.
Daryl la miró confundido.
—¿Por qué?
—Por estar.
➣
—¿Todos están bien?
El grupo, que almorzaba en el pabellón, elevaron sus vistas automáticamente al oír aquella voz, la voz de Rick Grimes.
—Sí, sí, lo estamos —contestó Maggie.
—¿Qué hay de ti? —le preguntó Hershel.
—Limpié el pabellón de las calderas.
—¿Cuántos había?
—No lo sé, veinte... quizás treinta. Volveré. Solo quería ver cómo estaba Carl.
—Rick, nosotros también podemos sacar los cuerpos —habló Glenn—. No tienes que hacerlo tú solo.
—Sí, tengo que —contestó Grimes, aturdido por sus voces internas. Se dirigió a los arqueros que estaban sentados en unos escalones— ¿Todos tienen cuchillos o armas?
Nicole lo miró preocupada, mientras Daryl tomaba la palabra.
—Sí. Hemos despejamos la sala de los generadores —dijo Daryl—. Axel la está reparando en caso de alguna emergencia. Y hoy limpiaremos los niveles inferiores.
—Bien —aprobó Rick.
—Iré con Maggie y Glenn a una guía, que está en la carretera —habló Nicole, con suavidad—. Quizás haya armas, ropa e incluso leche para... la bebé.
Al escuchar lo último, el castaño cerró los ojos con dolor. No se había atrevido a mirar a su hija aún. Volteó, sin mirar a nadie más.
—Rick —ella le pasó su plato a Daryl y se incorporó para seguirlo— ¡Rick!
Pero el castaño prácticamente le había cerrado la puerta en la cara.

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𝐀𝐑𝐐𝐔𝐄𝐑𝐎𝐒 | 𝐃𝐀𝐑𝐘𝐋 𝐃𝐈𝐗𝐎𝐍
RomanceEn el fin del mundo, el más fuerte sobrevive. Los débiles pierden. Pero... ¿es de débiles permitirse sentir? Sus flechas se encontraron. Él era un solitario, ella una guardiana. Eran dos almas fragmentadas que entrelazaban sus pedazos partidos, sin...