Capítulo LXVII

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Guerra en el centro Comercial

Conglomerado Empire Company...

   Ye Chen estaba molesto al estar rodea-
do de tanto trabajo extra. Estuvo a lado de Layla desde las sombras ofreciendo su ayuda en cada paso, sin que ella lo descubriera, sabé que no puede enfrentar
su salvadora, así como así, no puede, no después de lo que hizo a sus espaldas, en
su contra bajo la incitación de una falsa salvadora. Y él solo puede culparse por no
haber investigado mas a fondo, y culpar
a Jin Hi al mentirle tan descaradamente por tanto tiempo sin pestañear.

    Aunque trabaja el doble, puede estar seguro que su deuda esta siendo y será pagada sin duda alguna. Layla y sus hi-
jos vivirán bien mientras que esa falsa
Jin Hi sufriría por mentirle en un mun-
do oscuro. Él le hará pagar e intentará saldar sus deudas con Layla.

   Ye Chen sabe que trabajar lo distrae de
sus problemas familiares. Sus tíos aun buscan dinero del gran árbol, sus padres
muertos lo atormentan en sus sueños y sus primos torpes estan a la espera de cualquier error para usar su nombre pa-
ra arreglarlo. Esto es algo molesto por lo
que tiene que pasar, pero su abuelo y
hermano hacen que sus días sean pasa-
bles.

    Vivió por treinta años y no puede ver color en este mundo gris, pero al ver o sa-
ber sobre Layla, su verdadera salvadora,
puede ver rastros de un bello color en su
mundo. Aunque ella ya no lo recuerda, y solo él vive en el ayer, él puede verla pasar de la oscuridad a un camino de luz alto.

- " Secretario Xi... ¿Sabes que en mi ju-
ventud me enamore de alguien? Era jo-
ven, un adolescente en un país extran-
jero, cuando me enamore de alguien diez años mayor. Era fría y muy bella.
Ella era unos años mayor, pero no pu-
de evitar mirarla más de cerca, y me lleve mi primera gran decepción en la
vida. Su apellido era Song y nombre, ay... era Ha Ni, ese era su bello nom-
bre, tenía novio... ella amo a otro, no me vio nunca como al él.. y eso que él termino matandola... Ese bastardo, e-
se ciego hombre la engaño y la llevo a su muerte, y yo... " - miró hacía arriba - " Yo fui invitado, me invito a su boda, como a un conocido mas... obviamente
no fui, y sí, si me arrepiento de no ha-
ber estado allí... Pero ahora es demasia-
do tarde, ella se fue y no regresará... la
vi florecer y admire su fuerza dentro de
este cruel mundo empresarial lleno de
desconfianza y una competitividad in-
sana, y aún así podía sonreír..." - suspi-
- " Fue un poco tonta en el amor, pe-
ro fue mi primer gram amor. La amé por quince años, en silencio y a los cua-
tro vientos , pero ella no me miró co-
mo hubiera deseado... " - bajo la cabe-
za, respingo, se volteó y observó a través del ventanal a sus espaldas - " Y la histo-
ria se repite... aunque no la amo como
a Ha Ni, si me atrae algo famíliar en e-
lla, algo me dice que no solo quiero pa-
gar mi deuda de vida o la trato porque
le debo mi vida y la de mi hermano... sino que hay algo más " - confesó, sor-
prendiendo al secretario Xi, sin palabras miró a su jefe como si nunca lo hubiera visto así.

- " Jefe, usted... " - se detiene.

- " No digas nada " - lo mira - " Yo no lo digo por nada, se que suena raro y es repentino, pero lo dije porque no podía aguantar tenerlo dentro y nunca hablar
sobre ello. ¿sabes porque te lo dije? Es
fácil, confío en ti, me has ayudado y mucho, gracias " - dijo dejándolo ir.

La Emperatriz Del CINEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora