Capitulo XXII

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" Firma "

   Layla recibió una pequeña cajita, era un
bello paquete, y con los ojos fijos en ella,
lo abrió para encontrarse con unas, muy
bellas, esculturas de cristal, aunque eran
pequeños, eran muy bonitos.

    Ella nunca antes había recibio un pre-sente tan lindo, estos bellos perritos decristal eran muy hermosos, los cuales la hacían sentir indigna al aceptarlos, puesno son para ella, sino para la Layla origi-nal

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    Ella nunca antes había recibio un pre-
sente tan lindo, estos bellos perritos de
cristal eran muy hermosos, los cuales la hacían sentir indigna al aceptarlos, pues
no son para ella, sino para la Layla origi-
nal.

- " Es un bello presentó, pero yo no le traje nada, lo siento " - dijo avergonza-
da, pues esto es un presente digno para la
otra Layla, una amante de este tipo de re-
galos, no para ella, una extraña.

- " Es para ti, tu madre se los regaló a mi
esposa hace muchos años, este fue el úl-
timo regalo que nos entregó, aunque mi
esposa se quedo con dos del juego, te re-
greso el resto para que recuerdes a tu
madre y a sus amigos, quienes no la ol-
vidaron ni a ella ni a ti, es descortés re-
gresar un regalo, pero ella los estuvo guardando para ti, su hija, por mucho
tiempo " - él sabía que todo era le contó
sobre la amistad de ambas mujeres y co-
mo se habían conocido.

- " Esta bien, no sabía sobre este últi-
mo presente de mi madre, pero como me lo regresa con esas intenciones, a-
cepto su regalo y espero que esos bue-
nos sentimientos hacia mi madre nun-
ca cambien. Yo se que es duro, y lo a-
ceptó..." - le dijo volviendo a poner las fi-
guras de cristal en la casjita.

- " Es bueno, si no aceptas estos, segura-
mente mi esposa no me dejaría volver
a casa " - dijo avergonzado al recordar la expresión de su esposa al decirle eso.

   Layla lo miró pálido, y no pudo evitar reirse al verlo así, mientras hablaba de
su esposa, pero aún con eso se sintio ra-
ra con los muñecos de cristal, parecía te-
ner un extraño vínculo con ellos.

- " Fue un placer conocerlo denuevo tío Park, pero debo irme " - le dijo al ver que hora era en su reloj de muñeca.

- " Ve, no te quito mas tiempo, intentaré
oír el material que me envíes y esperaré a que vallas a firmar tu futuro contrato más tarde " - le dijo estrechando su mano y despidiendose de ella con una sonrisa.

   Cada uno se monto a su automóvil y se marcho a sus respectivos trabajos en Seúl.
Layla fue lo mas rápido que ella podía ir
en la carretera para llegar al set de gra-
bación temprano, a tiempo, con un obje-
tivo fijo. Filmar las escenas, acelerar sus
grabaciones y centrarse en promocionar
su regreso musical.

La Emperatriz Del CINEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora