Capítulo XXI ed

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UN PERRO LLEGA HASTA
DONDE LO DEJES LLEGAR

Lee Shin Hye estaba contra la espada y
la pared, su familia estaba incomoda con
su presencia, su padre como su abuelo e-
ran fríos e indiferentes con su presencia,
su hermano no quería más saber de ella
y de Jin Hi, pero la más extraña en su fa-
milia era su madre, quien solía mimarla
y la consentía en todo lo que deseaba te-
ner, actuaba muy fría ante su presencia.

Aunque no era la única que sentía frío
en todas partes, incluso su buena amiga vivía peor, ella estaba sola y desampara-
da, sin ahorros, sin familia cerca, u otros apoyos.

Jin Hi vivía encerrada en su complejo de
departamento, pidiendo comida a domici-
lio, mientras esperaba que su Rowan la
contacte o que su madre hiciera algo, pe-
ro su paciencia era poca, su esperanza e-
ra pequeña y sus recursos eran bajos. Ya
no podía con su subsistencia. Sus cuentas
privadas fueron congeladas, estaba bajo
investigación por fraude, robo y difama-
ción, y su dinero en efectivo se agotaba.

- " Mamá, ¿qué haces que no vienes a ayudar a tu única hija?¿Esperas a mi
muerte? Que crueles son..." - murmuró notablemente frustrada.

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La orgullosa Li Jia inclinaba su cabeza,
golpeando su frente contra los pies de su
suegra, sin el orgullo que tanto la carac-
teriza, pedía por su hija.

- " Madre, por favor... deja ir a Jin Hi,
deja que regrese a casa, por favor... " - pidió con una voz quebrada.

La señora Long observó a la segunda esposa de su inútil hijo con despreció.

- " ¿Quieres que esa descontrolada hi-
ja tuya regrese?¿quieres que la deje volver?¡Ja, sueña!" - pateo con su zapa-
tos de bailarina la frente inclinada de su
despreciable nuera, utilizando todas sus
fuerza - " ¡Bah, inútil! Eres una ilusa si
creías que dejaría regresar a mi fami-
lia Choi-Long a esa pequeña perra de Jin Hi. Una perra como su madre " - le dijo pisando sus dedos, disfrutando del momento

- " ¡Ah! " - exclamó a causa del dolor - "
¡Madre, puedes golpearme, pero, por favor, te lo suplico, deja volver a nues-
tra familia, Jin Hi! " - suplico en su chino
materno, pero fue aún más despreciada.

- " Eres una china nativa, pero tu chino
es tan estándar... incluso yo, hablo me-
jor. Dime, ¿acaso no te da vergüenza olvidar tus orígenes, tu cultura y tu i-
dioma por la belleza de mi nación co-
reana?¿en donde está tu orgullo?¿en donde dejaste tu orgullo patriótico? Me avergüenzo de ti, por tus padres y tu Nación..." - limpio su zapatillas con un pañuelo y se lo arrojó a la cara - " ¿Por qué no mueres?¡Largo, vete, no quiero
verte a la cara!¡Shuu, shuu! " - le gritó furiosa y comenzó a utilizar su bastón.

La Emperatriz Del CINEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora