Solji soltó un grito de esos ensordecedores que nos dejó a todos espantados.
—¿Qué le pasa?— preguntó Minerva.
—Acaba de llegar el aviso de... nacimiento.— la pongo al tanto, ella asiente, comprendiendo la emoción— Sólo está muy contenta.
Se me lanza encima y me abraza como si en sus planes estuviese lastimarme con esa acción.
—Tendré un hijo que no será un estúpido—no sé si se note, pero está cansada de los adolescentes de su clase— Muy bien, cariño, lee lo que dice la carta.
Levanto el pedazo de papel como puedo y leo.
—Nacerá en una semana— chilla— es niña.
—Gracias, aquí hay demasiados hombres.
—Perfecto, entonces no es un Dios vampírico del conocimiento, es la Diosa vampírica del conocimiento.— asiento, Hoseok sonríe— Hombre, felicidades.
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—Aunque me hubiese gustado saber cómo me vería con una barriga de embarazada, de esas gigantes.— sonrío, aprieta nuestro agarre— Y también me hubiese gustado verte más contento al respecto.
—¿Mm? Si me hace feliz, no creas que no.
Nos detenemos, aunque ya los chicos se han graduado, yo sigo trabajando aquí y Solji aprovecha cada momento libre para venir a verme.
Se levanta, cierra la puerta del aula con el seguro y regresa al escritorio, sentándose en él mientras yo permanezco en mi silla, nos miramos.
—Nam ¿qué es lo qué sucede?— pregunta, usa su tono de voz suave— me preocupa que llevas un tiempo luciendo tan ausente, tú mente está en cualquier lado menos dónde debe estar, ni siquiera estás durmiendo y no me dices porqué.
Creo que son muchas cosas. Ayudar a Taehyung con el asunto de alargar la condena de los Lee y el hermano de Katrina por violación sexual, eso me ha quitado mucho tiempo y me ha molestado porque nada sale como queremos que salga.
Enseñar aquí y luego llegar a enseñar a Soobin y Yeonjun como tienen que moverse en el mundo de los Dioses vampíricos, explicarles cómo cumplir su función. Taehyung les ha explicado bastante bien, pero aún hay cosas que ni siquiera él sabe, así que no puede explicarles con detalle cada cosa.
Yoongi y yo seguimos buscando a nuestros padres.
Pero, lo que realmente me está quitando el sueño, es otra cosa.
—No quiero dormir.
—¿Por qué no?
—Si duermo, tengo sueños. Y no quiero tener esos sueños, solo me perturban, me cansan.— niego, sus manos suben por mi torso y aprietan mis hombros— Los recuerdos con Gema me tienen agotado.
—Aún te sientes culpable.
—No sólo eso, no me siento seguro, es decir— suspiro— sé que te amo, sé que me amas, pero me asusta la posibilidad de que un día despiertes y te des cuenta de que esta no es la vida que tú querías, que no soy yo el hombre que esperabas y que cuestiones tus elecciones.
—¿Me amas?
—Te amo, lo he dicho antes.
—Y yo te amo a ti, Nam, no existe forma o razón para dejar de hacerlo, nunca he pensado en esa posibilidad. Estaría desperdiciando tanto, porque la forma en la que me amas no podría recibirla de un ser humano.— sonríe, se inclina hacia mi, su rostro un poco más cerca cuando deja el escritorio para sentarse en mi regazo— ¿Sabes que me encanta de todos ustedes? Que son tan conscientes de su inmortalidad y aún así valoran como si fuesen a morir al día siguiente. Cuando lo supe, pude ver con mis propios ojos como Kat era puesta en un pedestal por tú hermano y pensé en que no merecía menos, y es que al saber que no existe un fin en sus vidas, siguen aprovechando cada segundo para amarnos.
»Odio la idea de una mujer siendo el complemento de un hombre. Pero la manera en la que tú cuidas de mi, te preocupas, me complaces, me hace decir que efectivamente soy tú complemento, pero es porque sé que tú también aseguras ser el mío.
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