02; Inesperado.

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Eli guardaba silencio mientras inconscientemente tocaba la cicatriz en su labio y arrugaba sus cejas en una expresión triste. Cada vez que alguien lo miraba, sabía que se reían de él, pero luego el rubio trató de imaginarse que no había más nadie en la cafetería además de su mejor amigo.

—Hay muchas personas nuevas.— Dijo Demetri mirando hacia las demás mesas, pero al ver hacia la del frente se quedó mirando a Jasmine. —¿Por qué Jasmine no puede ver el buen partido que soy?— Preguntó haciendo sonreír a Eli.

—Eres un nerd y ella una creída.— Respondió el rubio. —Y es muy mala... Justo ahora se debe estar burlando de mi.— Eli nuevamente se tapó su labio.

—Tienes razón. No debería pensar en ella.— Demetri miró mal al grupo de chicas.

Eli levantó la vista al darse cuenta de que un chico se estaba acercando a ellos, pensó que venía a molestarlos como todos lo hacían.

—¿Puedo sentarme aquí?—  Preguntó el chico moreno.

—Vas a tener que darme tus datos y veré si puedo hacerte un lugar para el próximo semestre.— Le respondió Demetri, viendo de reojo como Eli sonreía.

—Oh... Está bien.— El moreno estaba por irse.

—Es broma, sientate.— Demetri rió.
—Soy Demetri, y éste es Eli.— Señaló al rubio. —Es un hombre de pocas palabras.

—Soy Miguel.— El moreno se quitó su mochila y tomó asiento. Volteó a ver hacia las chicas que estaban en la mesa de en frente.

—No te tortures. Son las chicas ricas, amigo.— Le dijo Demetri.

—Que sean ricas no quiere decir que sean malas. Debo golpear primero.— Dijo Miguel.

—¿De qué hablas?— Le preguntó el ojiverde.

Miguel hizo el intento por acercarse a aquellas chicas pero falló, regresando entonces con sus nuevos amigos, y recibió una palmada de apoyo por parte de Demetri.

Eli sintió la mirada de Moon, la chica que no molestaba a nadie, pero no confiaba en ella porque de todas formas era amiga de Jasmine y Samantha LaRusso.
El rubio trató de desviar su mirada pero se dió cuenta de que Moon le sonrió un poco, lo que lo hizo sonrojar.

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—Sabía que estarías aquí.— Dijo Demetri entrando al oscuro y frío salón de informática. Vió a Eli escondido debajo de una mesa, abrazando sus propias piernas y temblando. —Eli...— El castaño se acercó a su rubio y se agachó para estar a su altura, entonces lo abrazó fuerte.

—Dejaron notas horribles en mi mochila como cada año. ¿Por qué no entienden que yo ya sé que tengo el labio deforme?— Susurró Eli aferrándose a la camiseta de su amigo.

—Silencio.— Demetri se alejó un poco para observar aquellos ojos azules llenos de lágrimas, y no tardó en limpiarle las mejillas con sus pulgares. La poca luz de los focos de los ordenadores hacían el ambiente más intimo, solo de ellos dos. —No escuches a los idiotas, son unos ignorantes.

—Pero es cierto que parece que besé una cortadora de cesped...— Eli llevó su mano a su boca para taparse, pero Demetri se la apartó.

—No vuelvas a repetir eso.— Al castaño le dolía, eran amigos desde hace años, él lo vió crecer y pasar por cada cirugía. — En realidad tienes una boquita linda, Eli.— Dijo aquellas palabras sin pensarlo.

—¿En serio lo crees?— Eli agrandó sus ojos con ilusión, nunca había oído esas palabras de nadie.

—Claro que sí.— Demetri le dijo sonriente, pero luego hubo un silencio incómodo entre ambos.

Los ojos azules conectaron con los verdes, pero no de la forma normal de siempre, había tensión.

Las manos de Demetri comenzaron a sudar, por primera vez no sabía que decir. Mientras Eli observaba en silencio los labios rellenitos y rosados de su amigo. Eli conocía casi todo el cuerpo ajeno, casi, porque solo lo vió en boxers, pero nunca había mirado sus labios de esa manera.

—Me estoy poniendo nervioso.— Demetri podía sentir su cara arder.

Eli no dijo nada, solo bajó su mirada hacia sus propias manos, jugando con éstas.

Demetri no sabía que hacer. Se apoyó en sus rodillas y en sus manos para inclinarse hacia su amigo, quedando tan cerca de su cara que Eli pudo sentir su respiración, por lo que levantó su mirada para verlo de inmediato.
La respiración de Eli se agitó muchísimo, inconscientemente acercó aún más su cara a la de Demetri y sus frentes se unieron.
Ambos hicieron un movimiento hacia adelante y sus labios se rozaron.

Demetri no sabía donde poner sus manos, así que solo tomó las de Eli, estando ahora ambos arrodillados en el piso. Sus labios se encontraban unidos pero sin movimiento, solo hacían presión contra el otro, pues ninguno de los dos sabía besar. Fue algo inesperado.

Ambos con sus ojos cerrados y sus manos temblorosas, dándose su primer beso. Ninguno supo en que momento llegaron a eso, pero tuvieron que separarse, y al hacerlo se miraron sonrojados.

—¿Qué están haciendo aquí? Ya deben irse a casa.— Dijo el profesor de informática al entrar sin tocar. Afortunadamente no llegó segundos antes.
Los adolescentes se disculparon y salieron casi corriendo de ahí.

—¡Eli! ¡Espera!— Demetri gritó al ver que su rubio no paró de correr por los pasillos. —¡Eli, no tienes que sentir vergüenza!— Aunque trató de alcanzarlo, no pudo, y se rindió.
Temía que la amistad con su amigo estuviera arruinada por aquel beso.

Por otro lado Eli se negó a detener sus piernas cuando Demetri lo llamaba, así que corrió más hasta estar lo suficiente lejos del colegio.

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ʙʟɪɴᴅɪɴɢ ʟɪɢʜᴛꜱ; ʜᴀᴡᴋ & ᴅᴇᴍᴇᴛʀɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora