29; Yo te perdoné.

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—¿Estás listo para hacer ésto?— Cuestionó Demetri.

Hawk suspiró y asintió. —Hagámoslo, bebé.— Apretó la mano del castaño.

El par de adolescentes entraron al colegio tomados de la mano, sus pieles estaban sudando, pero aún así iban orgullosamente haciendo notar que eran pareja.
Todos los miraban, algunos con una sonrisa y otros con asco, como Kyler por ejemplo.

—Chicos... Se ven tan lindos.— Dijo Sam acercándose a la parejita.

—Se ve más lindo él ¿Cierto?— Preguntó Hawk y soltó la mano de Demetri para agarrarle la cintura y darle un beso en la mejilla.

—Amor...— Demetri sonrió sonrojándose.

—Los veo después.— Dijo Sam agitando su mano para despedirse y luego se perdió por un pasillo.

—Tengo que hacer ésto.— Dijo Hawk y se paró en frente de Demetri.

El castaño miró curioso al peliteñido, pero sus dudas se resolvieron cuando notó como Hawk se ponía de puntitas y lo siguiente fue que unió sus labios en un tierno beso.

Ahí, frente a todos.

De inmediato la parejita se ganó la atención de todos, incluso de quienes no debían, como los profesores.

—Eli y Demetri, éste tipo de comportamientos no están permitidos en éste colegio, van a tener que acompañarme.— Dijo la profesora de biología al ver al par de chicos besandose.

Hawk y Demetri se miraron con sonrisas burlonas y siguieron a la profesora, ésta los llevó a firmar el libro de disciplina en la oficina del director y después les entregó dos cartas de detención para cuando finalizaran las clases.

—Espero que con éste castigo les haya quedado claro que nadie puede estarse besuqueando dentro de éste colegio, si vuelven a hacerlo serán expulsados.— Dijo la mujer mirando mal al par de chicos.

—¿Y dónde está el director?— Preguntó Hawk al ver que aquel hombre no estaba en su oficina.

Demetri le dió un codazo a su novio, pues ya tenían suficiente castigo como para recibir otro.

La profesora sonrió. —Ohh, que buena pregunta, señor Maskowitz, el director no ha podido venir, pero me dejó a mi a cargo.— Caminó hacia la puerta y antes de salir se giró a ver a los jóvenes. —Los estaré vigilando.

—¿Cómo es posible que no se haya dado cuenta de que cogimos en el salón de informática?— Cuestionó Hawk rascando su mentón.

—¡Amor!— Demetri empujó a Hawk entre risas. —¡Pudo escucharte!

—Lo dudo, el sonido de sus tacones la debe tener más concentrada.— Respondió Hawk y se acercó a robarle un besito a Demetri. —Nos vemos luego en detención.

Demetri sonrió rodando sus ojos, estaba enamorado de un rebelde sin cura.

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El reloj marcaba las tres de la tarde, las clases habían terminado y Demetri llevaba una hora en detención, pero con otros chicos, ya que su novio no había aparecido, algo inesperado, pues estaba muy emocionado por compartir castigo con él.
El castaño comenzó a desesperarse y pidió permiso para ir al baño, interrumpiendo la clase forzada que estaban recibiendo.

Una vez dentro del baño llamó a su novio pero éste no atendía las llamadas ni los mensajes, entonces Demetri no lo pensó más y huyó del instituto para ir a buscar a su chico, temía cuando alguien tan ruidoso como él se encontraba tan callado.

Cuando Demetri llegó a casa de Hawk dejó su bicicleta tirada en el jardín, tocó la puerta pero nadie abrió, estaba a punto de irse pero vió a Miguel llegando agitado.
—¿Qué pasó?— Cuestionó viendo al moreno.

—E-Eli...— Miguel habló muy cansado, se notaba que había corrido hasta casa de su amigo. —M-Me llamó y me dijo que todas las cosas por las que te hizo pasar le están afectando más ahora, siente que no te merece.— Respondió el moreno.

—Ay Dios, pero si él sabe que lo amo y sé que estaba muy confundido por culpa de cobra kai y todo eso.— Dijo Demetri y se mordió los labios con estrés. —Debemos entrar.

—Sí, no sé de lo que es capaz estando tan sensible.— Dijo Miguel y se pegó a una de las ventanas, intentando ver dentro de la casa. —Tendremos que entrar por aquí.— Corrió la ventana y entró, después Demetri lo siguió.

—¿Eli? ¡¿Dónde estás?!— Gritó Demetri para que Eli lo escuchara.

—Ve a su habitación, yo buscaré acá abajo.— Dijo Miguel.

Demetri subió las escaleras y entró a la habitación de Eli, había un cambio de ropa sobre la cama, seguro se estaba bañando. Se adentró al baño y vió a un pequeño Eli con el cabello ahora morado, estaba sentado en la tina mientras abrazaba sus piernas y sollozaba contra sus rodillas, el agua de la regadera caía sobre su cuerpo, y se podía apreciar una caja de tinte, derretida en el agua que se acumulaba en la tina, Eli se había teñido el cabello solo.

—Amor...— Susurró Demetri con la voz quebrada, le dolía ver a su niño de aquella manera, se acercó a él y no dudó en abrazarlo. —Estoy aquí.

Eli correspondió el abrazo y lloró más, era como un bebé lleno de mocos y con su rostro colorado. —Perdón por todo...— Murmuró débil.

—Amor, yo te perdoné...— Demetri lo apretó entre sus brazos sin importar que le mojara la ropa. —Sal de ahí, te vas a enfermar.— Dicho ésto ayudó a Eli a levantar, éste estaba desnudo, entonces lo soltó un momento para tomar una toalla y cubrirlo con ella antes de guiarlo hasta la habitación.

El castaño tomó asiento en la cama y sentó a Eli en sus piernas para abrazarlo con fuerza, quería hacerle entender que lo había perdonado, que lo amaba, y que siempre iba a estar ahí con él.
Alcanzó a ver a Miguel asomándose por la puerta de la habitación y entre señas se dijeron que todo iba a estar bien, entonces el moreno decidió irse y darles privacidad.

—Te amo...— Murmuró Eli en voz baja mientras ocultaba su rostro en el pecho de Demetri, no había dejado de llorar.

—Yo te amo más, amor.— Dijo Demetri y acomodó a Eli entre sus brazos como si fuera un bebé.
—Todo estará bien, necesitamos ayuda profesional para superar todo lo que pasamos ¿Está bien?

—¿En serio estarías dispuesto a ir a terapia conmigo?— Preguntó Eli sorprendido, levantando su vista para ver los ojos verdes que tanto amaba.

—Sí, bebé. Sé que yo también la necesito, pero si me curo antes, te seguiré acompañando a ti.— Respondió Demetri y se acercó a llenar de besos la cara de Eli.
—Eres precioso.

Eli sonrió débil. —Eres el amor de mi vida y prometo dedicarme a curar cada daño que te hice.

Demetri sonrió y de sus ojos brotaron algunas lágrimas al escuchar a Eli decir aquello, entonces unió sus labios con los ajenos en un doloroso pero honesto beso. —Sé que vas a cumplirlo.— Murmuró.

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ʙʟɪɴᴅɪɴɢ ʟɪɢʜᴛꜱ; ʜᴀᴡᴋ & ᴅᴇᴍᴇᴛʀɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora