ʙʟɪɴᴅɪɴɢ ʟɪɢʜᴛꜱ; ʜᴀᴡᴋ & ᴅᴇᴍᴇᴛʀɪ

23; No es una nota de amor.

Después de haber recibido una llamada que le alegró el día entero, Hawk aplazó toda obligación que tenía dicho día para dirigirse de inmediato al hospital.

Miguel despertó.

Hawk entró casi corriendo a la habitación donde estaba su amigo y para amargar su día, ahí se encontraba Sam.
Miró con desprecio a la muchacha y suspiró. —¿Tu que haces aquí?

—Tengo derecho.— Respondió Sam sin más.

—Ya hiciste suficiente, princesa. Deberías irte.— Dijo Hawk.

—Amigo...— Dijo Miguel tratando de calmar a Hawk.

—Iré a comer algo, pero volveré.— Dijo Sam mirando retante a Hawk.

Hawk solo vió a la chica salir y después se acercó a Miguel, y lo abrazó con fuerza. —No sabes cuanto me alegra que estés bien.

Miguel sonrió mientras acariciaba uno de los brazos de Hawk. —Aún necesito mucha terapia, no puedo moverme tan bien como antes.

Hawk asintió y miró al moreno.
—Eres fuerte, saldrás de ésta.

—Y dime...— Dijo Miguel. —¿Demetri y tu ya son novios?

Hawk miró al moreno con sus ojos muy abiertos. —No, claro que no. No vuelvas a repetir eso y menos frente a alguien.

—¿Por qué no? Ambos se gustan ¿Qué tiene de malo?— Miguel hizo un gesto de confusión.

—Tenemos problemas.... Y quizá ese gusto solo sea una etapa que se irá pronto.— Afirmó Hawk.

Miguel rodó sus ojos. —Bueno, solo espero que cuando te decidas no sea demasiado tarde y otro chico te lo haya quitado.

—No te preocupes.— Hawk besó la mejilla de Miguel. —Tu solo céntrate en recuperarte.— Después de decir aquello, sintió la presencia de Sam, entonces ya no quiso estar más ahí.
—Volveré pronto, amigo. Que gusto me dió verte.

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Demetri salió de su casa y caminó por la calle, pero para llegar al paradero de buses, debía pasar por la casa de Hawk y así fue, pero por más que deseó no encontrarse con el chico, se lo terminó encontrando.

—Demetri.— Dijo Hawk levantándose de las escaleras de su casa, donde había estado sentado un rato, solo mirando a la nada.

—¿Qué quieres, Eli?— Demetri se detuvo y miró al peliteñido.

—¿Ya fuiste a visitar a Miguel? Creo que le agradaría verte.— Hawk se acercó a Demetri.

—Voy a ir en cuanto pueda, he estado ocupado.— Respondió el castaño.

—¿Si? ¿Haciendo karate de mentiritas con Daniel LaRusso?— Hawk rió.

El castaño miró mal al otro. —Adiós, Eli.— Demetri caminó, pero se le cayó algo de su mochila.

Hawk se agachó a recoger lo que se le había caído a Demetri, era una nota, al final estaba firmada por Robby.
—¿Qué es ésta mierda, Demetri?

El castaño volteó con curiosidad y miró a Hawk. —¿Q-Qué?

—Ésta notita de amor de Robby que tienes aquí.— Habló Hawk con enojo.

—No es una nota de amor.— Respondió Demetri.

—¿No? ¿Entonces eres solo amigo del maldito idiota que dejó a Miguel tan grave? ¿Qué carajos te pasa?— Preguntó Hawk ya alterado.

—¡Es una nota vieja de cuando entrenábamos juntos!— Gritó Demetri. —¡Por eso el papel es rosa! ¡Seguro de una libreta de Sam!

Hawk se quedó callado y simplemente tiró la nota al piso. —Maldito traidor de mierda.

Demetri guardó silencio y se alejó de Hawk, retomando su camino, pero no contaba con que el peliteñido tenía planeado seguirlo.

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Hawk siguió a Demetri hasta lo que parecía ser un hotel de mala muerte, no entendía porque el chico estaba ahí, pero la curiosidad lo mataba.
Vió al castaño entrar a y decidió hacerlo también, pero con mucha discreción para no ser descubierto.

Demetri tocó la puerta de una habitación y esperó a que le abrieran.
—¡Hola!— Saludó.

Hawk se quedó en una esquina, de rodillas y detrás de un sillón que había en el pasillo, desde ahí podía observar a Demetri y luego vió a Robby salir de aquella habitación, no lo podía creer.

—Ten.— Demetri le entregó una bolsa de comida a Robby.

—Te lo agradezco tanto.— Dijo Robby y se acercó a Demetri para besarle la mejilla pero éste hizo un movimiento inesperado y terminó en un pequeño roce de sus labios accidentalmente.
—¡Dios, discúlpame!— El rubio se cubrió la boca con sus manos, estaba horrorizado.

Demetri miró sorprendido a Robby.
—N-No te preocupes...— Le regaló una sonrisa. —Fue un accidente.

Desde aquella distancia Hawk no podía escuchar claramente, pero sí que había visto aquel beso, y le hizo hervir la sangre.

—Mañana te traeré otra comida, la que tú quieras, solo pidemela.— Dijo Demetri.

—Muchas gracias, eres un ángel.— Robby se despidió agitando su mano y cerró la puerta.

Demetri caminó para salir del hotel, pero alguien lo tomó del brazo y lo metió en lo que parecía ser un cuarto de limpieza. —¡Puedes llevarte todo mi dinero pero por favor no me hagas nada!

—Calla, maricón.— Hawk tocó la pared hasta encontrar el botón de la luz.

—E-Eli...— Dijo Demetri. —¿Me seguiste?

—¿Puedes decirme por qué carajo ves a Robby a escondidas? ¿No que no tenían nada? ¡Lo ví besarte!— Dijo Hawk enojado.

—¡Lo del beso fue un accidente! ¡Es solo un niño como tu y como yo! ¡Está asustado! ¡No tiene la ayuda de nadie y fui la única persona en la que decidió confiar! ¡Solo le traigo comida!— Respondió Demetri alterandose.

—¿Niño como yo?— Hawk rió. —¿Te parezco un niño cuando hago ésto?— Cuestionó volteando a Demetri y lo empujó contra la pared, entonces se apegó a su cuerpo y trató de desabrocharle el pantalón.

—Eli... No...— Aunque Demetri se moría por volver a sentir el cuerpo de Hawk, no quería abrir las piernas en ese asqueroso hotel. —Aquí no.— Se volteó y lo miró. —Sabes que soy un idiota y siempre termino cegado por ti y te dejo follarme cuando quieres, pero no quiero contraer una infección en éste lugar.

Hawk rió. —Marica.— Se acercó a Demetri y le mordió una mejilla.
—Te espero en mi casa en una hora, lleva pastillas para el dolor.

Las palabras de Hawk le pusieron la piel de gallina a Demetri, pero no podía negar que le encantaba ese chico aunque fuera una persona difícil.

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