Demetri no pudo dejar de pensar en Eli durante todas las horas de clases, el rubio no había asistido.
Miguel era gentil, pero no era lo mismo que sentarse en la cafetería junto a Eli, además que a Miguel le daban mucha atención después de lo sucedido con Kyler y eso lo hacía sentirse más solo.El castaño insistió en llamar a Eli hasta que acabaron las clases, pero éste no le respondía las llamadas, por lo que tuvo que llamar a su madre.
La mujer solo le dijo que fuera a la casa, le informó que Eli estaba ahí y eso lo hizo tranquilizarse un poco.🐍
—Hola Demy.— La madre de Eli abrió y lo dejó pasar.
—Buenas tardes, señora. ¿Eli está enfermo?— Preguntó el castaño entrando a aquella casa que conocía de memoria, hasta más que la propia.
—No lo sé, solo creo que está pasando por un desajuste hormonal o algo parecido.— Respondió la mujer.
—Habla con él, a ti te pone más atención que a mi.— Hizo un gesto de resignación y se fue a la cocina.Demetri se quedó confundido después de escuchar a la mamá de Eli, pero no tardó en subir las escaleras para ir a la habitación de su amigo.
Trató de girar la perilla, pero tenía seguro, algo raro en Eli, pues él nunca se encerraba así.
Tocó la puerta y esperó.—Hola, Dem.— Un Eli sonriente y con cabello húmedo y azúl abrió la puerta, y en cuanto el castaño entró, volvió a echarle seguro.
—Ah...— Demetri estaba sin palabras, por un momento creyó que Eli tenía un gemelo, ya que jamás imaginó que se pintaría el cabello o que usara sudaderas. Se había acostumbrado al tierno chico rubio con camisas de lana.
—Te ves muy bien.— Le halagó con honestidad. —¿Pero quien te hizo ésto? ¿Qué pasó después de ayer en la tarde?—Tomé los consejos que me dió el sensei Johnny y ésto es lo que salió.— Respondió el ahora peli-azúl viéndose al espejo y jugando con su propia cabellera. — ¿No te gusta?— Sacudió su lacio cabello teñido. —Estuve pensando en darle otra oportunidad, sé que puedo lograrlo.— Se volteó para ver a su amigo con una enorme sonrisa llena de esperanzas.
—Si quieres... Está bien, pero no quiero que vuelva a tratarte feo.— Dijo el castaño y se sentó en la cama de Eli, pero no dejaba de mirarlo, estaba muy sorprendido por su nuevo look. —Y sí... Te ves muy lindo.
Eli hizo un pucherito en signo de que lo que había dicho su amigo le causó ternura, y se acercó a donde estaba sentado en la cama.
—Eres tan lindo.— Tomó la cara ajena entre sus manos, haciendo que el dueño de ésta tragara saliva nervioso. —Pero ya no me importa lo que diga el sensei Johnny, me siento bien ¿Entiendes?— Preguntó y Demetri asintió mirandolo atontado.
—Pero quiero que tu también le des otra oportunidad.—No, eso sí que no. No me gusta lo grosero que es ese señor.— Demetri negó varias veces, pero un repentino peso en sus piernas lo hicieron tensarse. Eli estaba sentado arriba de él, con sus piernas a cada lado.
—Uhm...—Está bien. ¿Al menos irás a verme y alentarme?— Cuestionó Eli y abrazó el cuello de Demetri.
—C-Claro... Mm ¿Te diste cuenta como estás sentado?— Preguntó el castaño sonrojado.
—¿Desde cuando te da vergüenza que tu mejor amigo esté sobre tus piernas?— Eli dió un pequeño beso en los labios del castaño.
—Nunca te habías sentado de frente... ¿Ahora te gusta besarme? ¿Por qué cambiaste de repente? ¿Quieres hablar del beso en el salón de informática? ¿Desde cuando eres bisexual o...?— Demetri dejó de hablar al ver como Eli lo miraba mal, con molestia.
—Solo quiero que cierres la maldita boca de una puta vez a la mierda.— Eli habló con firmeza, sorprendiendo aún más a su amigo, quien nunca lo había oído decir groserías.
Respiró hondo y se calmó, acarició la barbilla de Demetri y le regaló unos besitos en sus mejillas, nariz, y labios. —Gracias por nunca dejarme solo, Dem.— Bajó al cuello del castaño y comenzó a besarlo ahí, luego reemplazó los besos por lamidas.—Ay... P-Por D-Dios, Eli...— Demetri cerró sus ojos mientras hacía gestos con sus cejas y aferró sus manos a la sábana de la cama. Los labios y lengua de Eli le estaban recorriendo todo el cuello, logrando que su piel se erizara y su respiración se hiciera difícil.
—¿Te gusta?— Eli le besó la mandíbula y después fue a su oreja para morderle el lóbulo, ocasionando una sensación de calor en el cuerpo del otro.
—A-Ah... Sí.— Demetri gimió sin poder evitarlo y le dió mucha vergüenza, después llevó sus manos a las piernas de Eli y las apretó.
Eli besó a Demetri en los labios, era un beso intenso, le estaba mordiendo y chupando el labio inferior. El castaño trataba de seguirle el ritmo, pero solo podía suspirar.
Terminaron recostados en la cama, Eli arriba y Demetri abajo. Se miraron sonrojados y se dedicaron una sonrisa en cuanto ambos sintieron que tenían ciertos problemitas dentro de sus pantalones, pues al ser tan jóvenes, no tardaban mucho en erectarse.
Se volvieron a besar y Demetri metió sus manos en la sudadera de Eli, tocó su espalda baja, pero al subir sus manos sintió una especie de papel en su piel.Eli se separó del beso dejando un hilo de saliva que iba desde la boca de Demetri hasta la suya y luego se rompió.
Se levantó y se quitó la sudadera.
—No puedes tocarme ahí, me arde.— Se puso de espalda frente al espejo para verse.Demetri no entendía lo que estaba pasando hasta que vió un gran tatuaje en la espalda de su amigo.
—¿Eli, que hiciste?— Agrandó sus ojos y se levantó para ver aquel tatuaje de cerca. La piel del peli-azúl estaba muy irritada y con pequeños puntos de sangre.—Solo es un tatuaje, pero no me lo puedes tocar por ahora.— Le respondió con naturalidad y se volvió a poner la sudadera.
—¿Qué es lo que hiciste?— Demetri lo miró decepcionado. —Arruinaste tu piel.
—Cállate, princesa.— Eli lo miró mal.
—No es el fin del mundo, solo es un puto tatuaje.— Se acercó a Demetri amenazante. —Si le dices a mi madre te golpearé.Demetri estaba tan confundido con todo que no sabía ni como reaccionar.
—Debo irme.— Salió corriendo de la habitación de Eli, con un problema entre sus piernas y una enorme confusión.—¿Cariño, a donde vas?— Preguntó la madre de Eli al ver al castaño bajar las escaleras a gran velocidad y estando agitado.
—Tengo que ir a casa.— Respondió Demetri sin mirar a la mujer y salió de esa casa.
Después de todo la mamá de Eli no tenía culpa de nada, por lo que comenzó a sentirse mal al saber que la dejó con una bandeja de galletas que sabía que eran para él, pero tampoco tenía otra salida, además de que iba con aquella incómoda erección.¿Qué había pasado con Eli?
🐍
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ʙʟɪɴᴅɪɴɢ ʟɪɢʜᴛꜱ; ʜᴀᴡᴋ & ᴅᴇᴍᴇᴛʀɪ
Fanfiction❝ Tus puños dicen que me odias, pero tu sudor en mis sábanas dice que me amas. ❞ (No copias ni adaptaciones.)