11; Cambiando o naciendo.

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El duro entrenamiento para el torneo hizo que Eli se alejara de Demetri durante semanas, aún se saludaban o se daban besos pequeños, pero no habían vuelto a verse en otro lugar aparte del colegio.
El castaño extrañaba al teñido, pero por fin había llegado el día tan esperado.

Después de las clases, Demetri llegó al lugar donde se llevaría a cabo el torneo, y lo primero que hizo fue ir a ver a Eli, lo encontró con Miguel, estaban practicando entre ellos en uno de los vestidores. —Hola... Acabo de colarme.— Dijo el castaño temiendo que lo fueran a descubrir.

—¿Viniste a darme animos?— Preguntó Eli al ver la camisa que Demetri traía, tenía su foto estampada.

—Claro que sí.— Respondió sonrojado agarrándose los bordes de la camisa, la había mandado a hacer una semana atrás, pero no le había contado a Eli, era sopresa para ese día especial.

—¿Por qué a mi no me das amor? ¿Lo quieres más a él que a mi?— Preguntó Miguel fingiendo estar ofendido y haciendo pucheros.

—Los quiero mucho a los dos.— Demetri rió y se acercó a abrazar a sus amigos. Ellos eran más pequeños, sentía que abrazaba a unos niños.
—Les traje algo.— Dijo al separarse y sacó unos chocolates de sus bolsillos, entonces se los dió.

—Muchas gracias, Dem.— Le dijo Miguel dandole otro pequeño abrazo y después se fue dejándolos solos.

—Precioso.— Eli se puso de puntitas para robarle un beso a Demetri y éste lo tomó por la cintura.
Se separaron cuando escucharon pasos.

—¡Bebéee!— Gritó Moon y fue a besar a Eli con todas sus ganas.

Demetri se sintió diminuto ante aquella escena, se daba cuenta de que realmente Eli estaba jugando doble.
Salió de ahí y solo fue a buscar asiento, quería irse, pero le había prometido a Eli que estaría presente para verlo.

Los minutos pasaron y ya todos se estaban acomodando en las gradas. Moon terminó al lado de Demetri, se sentía tan incómodo, aunque la dulce chica no tenía culpa de nada.

La competencia empezó, fueron descalificando poco a poco, hasta que le tocó a Eli contra otro chico.

—Oh, él es tan sexy.— Dijo Moon riendo sonrojada al ver como Eli se había quitado la parte de arriba del Karategi para mover su espalda luciendo las alas del halcón tatuado.

—No puedo creerlo...— Susurró Demetri.
Claro que ver a Eli sin camisa lo ponía caliente un millón de veces, pero dolía no ser el único, que no fuera solo suyo.

El tiempo avanzó y le tocó a Eli, bueno, más bien a Hawk contra Robby, el rubio que Miguel odiaba por Sam.
Todo iba limpio hasta que Hawk pateó al rubio en el hombro, lastimandolo.
Demetri se sorprendió, Eli se había vuelto agresivo, su Eli.
El castaño bajó la mirada y se quedó observando como las lágrimas caían en sus jeans, dejando unos puntos de azúl más oscuro.

—¿Estás bien?— Moon notó las gotas en las piernas de Demetri, al instante supo que eran lágrimas.

El castaño alzó la vista y miró a la morena, le sonrió débilmente y asintió. —Sí... Solo necesito aire.— Se levantó y salió de ahí lo más rápido posible.

Demetri caminó por las calles preguntándose a donde había ido aquel niño dulce, a donde había ido el Eli que conoció, el que se aferraba a él cuando tenía frío en las noches.

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Cuando el torneo terminó, Miguel era el nuevo ganador. Eli aceptó no ser él, pues había cometido una falta a Robby y por lo tanto fue expulsado.

—Estuviste excelente, amigo.— Le dijo Eli a Miguel cuando estaban cambiándose la ropa.

—Desearía que Sam no me odiara ahora, así lo disfrutaría más.— Admitió el moreno con tristeza.

—No puedes pasarte la vida detrás de una chica.— Le dijo Eli rodando sus ojos.

—Lo dices tan fácil porque tu tienes a Moon y se ve que está loquita por ti. No lo arruines con ella.— Dijo Miguel.

—No podría, es hermosa.— Eli agarró la mochila con sus cosas y suspiró.
—Hasta mañana, serpiente.— El peli-azúl se despidió de su amigo y salió con ganas de encontrarse a Demetri.

—Mi amoor.— Dijo Moon al ver a Eli salir y corrió a él para abrazarlo con fuerza y después le besó la mejilla.

—Hola, hermosa.— Sonrió, pero estaba desanimado, solo quería ver a Demetri y ni siquiera se acordaba en que momento le había pedido noviazgo a Moon.

—¿Quieres ir a cenar a mi casa?— Preguntó la morena tiernamente.

—Estoy bastante cansado, iré directo a mi casa, lo siento.— Besó la mejilla de Moon y se despidió dejándola con la palabra en la boca.

Eli se sentía extraño, como si algo dentro suyo estuviera cambiando o naciendo.

En cuanto llegó a su casa lo primero que hizo fue tomar una ducha y desbaratar aquel alocado peinado.

Luego del baño dejó su cabello al natural. Se acostó en su cama y revisó su celular, no tenía mensajes de Demetri, ni siquiera había estado conectado. Se acomodó y se quedó dormido con el castaño en sus pensamientos.

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La alarma sonó y Hawk tomó el reloj y lo estrelló contra la pared. No había dormido mucho y estaba cansado, pero se despertó con una idea que no tenía nada que ver con ir al colegio.

Después de alistarse salió de su casa y se dirigió a la de Demetri. La madre del castaño lo dejó pasar, ella iba saliendo para su trabajo.

Eli fue de inmediato a invadir la habitación de Demetri, lo vió durmiendo tranquilamente y decidió subirse a su cama para saltar y despertarlo.

—¡¿Qué está pasando?!— Demetri despertó asustado y vió al peli-azúl, traía el cabello lacio.
Su corazón se aceleró por un momento porque pensó que estaba soñando, pero en cuanto Eli se sentó a horcajadas arriba suyo, supo que era real.

—Buenos días.— Eli sonrió poniendo sus manos en el pecho del castaño.

—¿Qué haces aquí?— Cuestionó Demetri aún desorientado por la visita inesperada.

—No seas amargado.— Eli hizo un puchero y después se acercó a robarle un besito. —¿Podrías pintarme el cabello?

Demetri rodó sus ojos. —¿Vienes a mi casa a las seis de la mañana a pedirme que te pinte el cabello?

—Creo que es justo lo que estoy haciendo.— Hawk rió.

—¿Me dejas dormir un rato más?— Cuestionó Demetri con cara de súplica.

—Okay.— Eli se acostó al lado de Demetri y lo abrazó, le subió una pierna y cerró sus ojos. —Dormiremos un rato más.

Demetri sonrió gustoso poniéndose de lado y se apegó más al cuerpo ajeno para estar en una perfecta cucharita.

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ʙʟɪɴᴅɪɴɢ ʟɪɢʜᴛꜱ; ʜᴀᴡᴋ & ᴅᴇᴍᴇᴛʀɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora