Durante una semana Eli y Demetri se sentaron sin Miguel en su mesa a la hora de comer, pues supieron que luego de lo sucedido en el baño en la fiesta de disfraces, el moreno recibió una golpiza.
—Mira quien viene allá.— Le dijo Demetri a Eli.
Miguel tenía muy pocos moretones ya, y traía una sonrisa como de costumbre. —Veo que no le dieron mi lugar a nadie más.— Dijo el moreno tomando asiento.
—Tuvimos que rechazar solicitudes por ti.— Dijo Demetri con diversión.
—Lamentamos lo que te pasó...— Le dijo Eli.
—Está bien. Sé que si se quedaban iban a golpearlos también, y no quiero eso.— Dijo Miguel y no pudo evitar escuchar como Kyler estaba molestando a Samantha LaRusso.
—Ésto no puede seguir.— El moreno se levantó y fue a enfrentar al muchacho. —¿Por qué no cierras la boca?—¿Vienes por más, idiota?— Kyler empujó a Miguel, seguido de otro par de empujones.
—¿En serio Miguel va a meterse en una pelea con Kyler por Samantha?— Le preguntó Demetri a Eli y el rubio solo se encogió de hombros antes de seguir mirando atento la escena.
Había comenzado una pelea, donde Miguel sorprendió a todos mostrando su sabiduría en el karate.
Eli quedó asombrado, su nuevo amigo era experto en karate. Le dieron ganas de ser como él. El moreno estaba siendo grabado, tenía la atención de todos. —Deberíamos... Preguntarle donde aprendió karate...— Eli le susurró a Demetri.
—¿Por qué quieres aprender a ser agresivo?— Demetri lo miró sorprendido.
Eli bajó su mirada y agarró los bordes de su camisa, jugando con ésta. —Solo quiero dejar de ser un perdedor.
—Eres genial para mi.— Demetri agarró una mano de Eli por debajo de la mesa y la apretó para darle tranquilidad. El rubio se sonrojó y sus manos se pusieron temblorosas.
Miguel fue llevado a detención y todos los demás debieron volver a clases.
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—Miguel.— Dijo Eli en voz baja, tocando el hombro del moreno mientras éste cerraba su casillero.
—Hola, Eli.— El moreno le sonrió al rubio.
—Estuviste genial hoy... ¿Podrías llevarme al lugar donde practicas karate?— Cuestionó Eli.
Miguel sonrió con emoción y asintió varias veces. —Claro que sí. ¡Mi sensei se pondrá feliz! ¿Crees que Demetri se nos una?— Preguntó pasando su brazo por encima de los hombros de Eli, aprovechando que éste era más bajo, y comenzaron a caminar.
—Trataré de convencerlo.— Respondió el rubio.
—Así que aquí están.— Dijo Demetri detrás de ellos. No pudo evitar ver el brazo de Miguel alrededor de Eli, se supone que el rubio solo tenía ese tipo de contacto con él y su madre nada más.
—Heey. Vamos, los llevaré.— Dijo Miguel y caminó más rápido, estaba emocionado.
—¿A donde vamos a ir?— Cuestionó Demetri a Eli, se colocó a su lado y le agarró la mano.
—Al karate...— Eli no pudo evitar que su mano temblara, pero Demetri la apretó como siempre.
—Okay, solo iremos a ver. Aclaro que no estoy aprobando ésto totalmente eh. Y debo avisarle a mi madre.— Dijo el castaño.
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—Carajo ¿Por qué hay tanta gente aquí afuera?— Cuestionó Miguel cuando llegaron al Dojo.
—Eso mismo iba a preguntarte, pero supongo que lo de la publicidad funcionó.— Le dijo Johnny.
—¿Quienes son las nenas?— Preguntó al ver a Demetri y Eli, quienes seguían tomados de la mano.—Son mis nuevos amigos, y también están interesados en que los entrene, sensei.— Respondió el moreno.
—Bien, que todos entren.— Dijo el rubio adulto.
Los adolescentes entraron, el dojo estaba lleno. Johnny caminó alrededor de cada uno, observandolos. Hasta el momento él solo podía confíar en Miguel y en Aisha, la chica que molestaban las niñas ricas.
—¿Qué tienes en la cara?— Preguntó al observar bien a Eli. —Mierda ¿No se te ocurrió operarte?—Ya me operé varias veces, señor... El doctor dijo que ya estoy bien, ésta es la cicatriz que quedó...— Respondió Eli, su voz temblaba.
—Que cosa tan horrible. Tu serás Labio.— Rió el mayor.
—¿Podría llamarme por mi nombre, señor? Soy Eli.— El joven comenzó a sudar.
—¿No soportas que te llame así, labio? Pero yo aquí no entreno nenitas, porque ni siquiera ella.— Señaló a Aisha. —Actúa como una.
—Amm, señor...— Demetri levantó la mano, a lo que Johnny le respondió levantando sus cejas. —No me parece correcto que le hable así a Eli.
—¿Vienes a mi dojo a decirme como ser mejor persona?— Johnny rió y caminó hacia Demetri, entonces todos se alejaron de ellos. —Dame un golpe.— Pidió y el castaño lo miró confundido, pero al tratar de golpearlo, Johnny lo evadió. —¿Es todo lo que tienes, princesa?— Evadió otro golpe de Demetri y terminó por derribarlo.
Eli miró a Demetri con preocupación al verlo en el piso.
—Ésto va para todos. Aquí no se entrenan nenitas, si no soportan un apodo pueden irse, recuerden que en el mundo real no hay respeto.— Dijo el mayor con firmeza y miró a Eli nuevamente. —Deberías hacerte un corte de pelo, un tatuaje, no lo sé. Algo que desvíe la atención de esa horrible cosa que tienes en el labio, cara cortada.
Miguel se rascó la nuca con incomodidad, quería decirle a su sensei que parara, pero a él le había servido que fuera tan rudo.
Eli enterró sus uñas en las palmas de sus manos para resistirse las ganas de llorar, aunque aquello lastimaba su piel. Bajó la cabeza y abandonó el lugar.
Johnny se volteó a ver cuando Eli se fue, pero no le importó y siguió poniendo apodos a los demás chicos.
Esa tarde Eli no atendió ninguna llamada de Demetri, y menos de Miguel.
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ʙʟɪɴᴅɪɴɢ ʟɪɢʜᴛꜱ; ʜᴀᴡᴋ & ᴅᴇᴍᴇᴛʀɪ
Fanfiction❝ Tus puños dicen que me odias, pero tu sudor en mis sábanas dice que me amas. ❞ (No copias ni adaptaciones.)