Valentina
Sábado 26 febrero, 2022
Treinta minutos después, llegamos. El lugar donde vive no es muy tranquilo que digamos, pero como lleva casi toda la vida aquí, lo conocen y varios nos saludan antes de entrar.
La casa es de dos pisos, tiene un antejardín que no está tan bien cuidado. Ian tiene su auto en el garaje, así que dejo la moto detrás. Al entrar, lo primero que ves es el living-comedor que normalmente está vacío. A la derecha hay un baño y la habitación de su mamá. Y al fondo, se encuentra la cocina.
Ahí es dónde encontramos a su mamá, en el pequeño comedor que tiene ahí, sentada, viendo el canal de novelas. Tiene una estufa, ya que es donde pasa la mayor parte del tiempo cuando está en casa, aunque ahora con el verano la tiene apagada. Al vernos entrar, se pone en pie y corre hasta donde estoy envolviéndome en un cálido abrazo.
—Mi niña —dice con ese acento venezolano que me encanta—. Ya le había dicho yo a este carajito aquí, que te trajera. Siéntense pues, tengo arepitas.
A ella no se le puede decir que no, así que tomamos asiento y ella pone a calentar agua.
—Ahora cuénteme, reina ¿Cómo has estado? ¿Ian te está jodiendo mucho?
—Mamaaá —replica él cubriéndose el rostro con ambas manos—. No empieces.
—Ay, mijo, como si no te conociera —bufa—. Ya estás grandecito, más te vale que no salgas con una vaina por ahí y seas responsable —me mira seria y pregunta—. ¿Puedes creer que el otro día...?
—¡Mamá! —la interrumpe y me mira—. Val, solo ignórala.
—Eso jamás —le saco la lengua, riendo.
—Ay mi niña bella —suspira—. Es que yo sueño esperando el día en que acepten lo suyo, mijos. Nadie podría entender lo que tienen.
Hace una mueca muy lastimera y con Ian reímos. Eso es algo que repite siempre.
—Además, no quiero que me traigas a otra muchacha que no sea ella —advierte.
Empieza a preparar todo, sirve café para ellos y un té para mí. Cualquiera que me conozca sabe que no me gusta el café.
—Mamá, sabes de sobra que, si me quedo con alguien, esa será ella —agrega Ian subiendo y bajando sus cejas en mi dirección.
Yo solo me río. Ok, también lo golpeo y su mamá se ríe. A él le encanta echarle leña al fuego, lo disfruta.
—Ya me imagino la boda —contesta, animada—. Marihuana por todos lados, yo les consigo los brownies.
Ian que estaba dándole un sorbo a su té, por poco y lo escupe.
—Ya me convenciste —sonrío.
—¿De qué estás hablando, mami? —pregunta Ian con falsa inocencia.
—Ay, carajito ¿Es que tú te crees que yo no sé nada? Con que no lo hagan siempre ni te vuelvas adicto, por mí está todo bien. Yo también lo hacía cuando tenía su edad...
Y así, mientras comemos, ella nos cuenta algunas cosas de cuando ella era joven. Tiene el acento venezolano mezclado con el chileno, al igual que las palabras.
Nació en Venezuela, pero al cumplir los dieciocho años viajó a Chile en busca de mejores oportunidades; se enamoró y quedó embarazada. El imbécil desapareció en cuanto lo supo, pero ella pudo salir adelante después de mucho esfuerzo.
—Suficiente, estaré con Val en mi habitación —dice Ian poniéndose en pie y tirando de mi mano—. Por favor, no interrumpas —le dice a su madre antes de salir.
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Entre Lazos [+18] [Completa]
ChickLitVal, Cami, Claudia y Katty han sido mejores amigas desde siempre. La universidad las llevó por caminos separados pero al momento del reencuentro, quieren que todo vuelva a ser como antes. ¿Podrá ser la amistad lo suficientemente fuerte? Acompaña...