Capítulo 11

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Valentina

Lunes 21 de febrero, 2022

Estoy en el sofá de mi habitación terminando de leer Forbidden. Es la segunda vez que lo leo y como la primera vez, no puedo con tantas lágrimas. La única manera en que llore es por libros, eso sí lo vale.

«Lochie... Me dueles».

Es que leer... me llena. Vivo mil vidas a través de mis libros. Me meto dentro de la historia y siento lo que sienten; sufro, rio con los personajes o de ellos y me enojo cuando toman malas decisiones. Los amo, los odio, los comprendo y de alguna manera abre mi mente, ya sea con la imaginación en un mundo completamente fantástico o a ver la vida desde otra perspectiva. Me encanta.

Claro que no todo es vainilla y rosas, hay libros que destruyen tu estabilidad emocional—no es que me quede mucha—, pero como me está pasando ahora mismo, hay libros que tienen un final tan trágico que dejan un vacío profundo en tu pecho. Y de alguna manera retorcida, lo disfruto.

Soy una persona a la que le cuesta llorar, así que es terapéutico cada cierto tiempo leerme un libro que bote todas las lágrimas que yo no puedo. No me limito, dejo que el llanto fluya sin que nada más importe.

—¡Ya estoy aquí! —anuncia Ian entrando. Su mirada va de mi rostro al libro en mis manos y rueda sus ojos antes de sentarse a mi lado y envolverme en sus brazos—. ¡Dios mío, Señor Jesucristo! ¿Por qué lo leíste otra vez?

No logro responder ya que el llanto me sacude al volver con fuerza.

—No fue suficiente con Boulevard —murmura con sus labios en mi cabeza—. A veces pienso que te gusta sufrir... —limpia mis lágrimas y deja un beso en mi frente—. Ahora lávate la cara, tenemos que hablar.

Arrugo mi frente ante la seriedad en su tono.

—Habla.

—Primero lávate la cara.

—Que hables.

—No.

Y así, por un buen rato perdemos el tiempo en esta ridícula pelea, hasta que dejándolo ganar—porque lo dejo— y voy a lavarme la cara. Al volver, lo encuentro hojeando mi libro.

—Listo, habla —le digo acostándome en mi cama boca abajo y abrazando mi almohada.

—Caleb me llamó hoy y me invitó a almorzar.

—¿Y? —viene hasta la cama y se acuesta a mi lado, enredando sus piernas con las mías.

—Le gustas, mucho.

—¿Le dijiste que yo no voy en serio?

No dice nada.

—¿Ian? —nada—. ¡Por todos mis amores literarios!

—¡Ya basta, Val! Mierda, terminarás convirtiéndote en una mujer loca, tus expresiones comienzan a asustarme —se ríe fingiendo un escalofrío—. ¿Quién crees que soy? Claro que le dije que no vas en serio y me dijo que no le importa, que él ganará tu podrido corazón.

Niego. Caleb no entiende.

—No sé qué más hacer —recuesto mi cabeza en su pecho—. El sexo es bueno, no me aburre, pero... no puedo darle más.

—Traté de explicarle, pero cree que solo te haces la difícil. Pobre weón... Si yo fuera él, disfrutaría el sexo y ya.

—No todos piensan como nosotros —murmuro—. Debería tirarme a otra persona y solo alejarme de él.

Entre Lazos [+18] [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora