Entre Lazos [+18] [Completa]

Capítulo 22

Valentina

Viernes 11 marzo 2022

Sigo algo volada pero más tranquila—o eso creo—, ahora mismo vamos en un Uber a mi departamento para poder cambiarnos ahí. Tenemos que ir sexys, tenemos que vernos como unas putas diosas.

Al llegar, yo me encargo de pagarle al conductor; digamos que soy la más cuerda en este momento. Subimos la escalera entre risas y tengo que quitarle la llave a Katty de las manos porque no logra insertarla.

—¡Oye! —me reclama—. Yo iba a abrir.

—Te tardaste mucho —respondo.

—¿No sienten pesadas sus tetas? —pregunta Camila cuando estamos dentro. Sus manos sujetan cada uno de sus senos y los levanta—. Siento que me crecieron...

—Estás volada, estúpida —le digo riendo—. Suelta tus pechos.

—¡No! Si los suelto se me van a caer —hace un puchero y levanta ambas manos—. ¡Ves! ¡Siento que se me cae una teta!

Katty se acerca rápido hasta donde está Camila y le sujeta los pechos, comienzo a reír de la estupidez que están haciendo y como soy una buena amiga, comienzo a grabarlas. Les digo que se sienten en el sofá para pedir algo de comer antes de irnos a bailar. No es buena idea ir a beber con el estómago vacío y mucho menos si hemos fumado antes.

—¿Quién pide la comida? —pregunta Claudia adormilada.

Creo que ya no la odio tanto cuando habla. Puedo tolerarla e incluso entenderla ¿Envidia, celos, sentirse menos? Sí, puedo entenderlo. Hay gente que pasa por eso, he leído sobre ello...

Algunas cosas pasan por mi mente; recuerdos, situaciones en las que tuve que contar hasta diez para no perder el control con ella. Nunca fuimos realmente amigas, la sobrellevaba por las demás, supongo que puedo volver a lo mismo ahora.

Incluso me da un poco de pena el hecho de que se haya sentido así, pero no es algo por lo que me culpe. No puedo culparme por llevar una «mejor vida» como ella lo pintó.

—¿Val? —me llama Camila.

—¿Ah? —ni siquiera me di cuenta de que estaba sobre analizando las cosas.

Es raro... a veces cuando fumo, me pierdo pensando en tal cosa, luego pienso en que estoy pensando demasiado o me voy a otro pensamiento. Sí, puede que no lo explique muy bien, pero yo me entiendo y es suficiente con ello.

—¡Val! —vuelve a llamarme Camila.

—¿Qué? —pregunto cerrando mis ojos y recostándome en la parte larga del sofá.

Katty está al otro lado y Claudia en la esquina mientras que Camila creo que está en la alfombra.

—La comida —me recuerda Katty.

—¿Saben qué pienso? —interrumpe Claudia.

—¿Qué? —le pregunto yo aun con los ojos cerrados.

—Que sería genial hacer... Mmmm, no sé, tal cosa —abro mis ojos y cuando la miro encoge sus hombros—. El punto es hacer algo como por tener la experiencia de haberlo vivido. Y cuando sea viejita pueda decirles a mis nietos: «Yo hice tal cosa cuando era joven; bailaba muy bien o viajé a tal sitio y así...»

—Aunque en esos tiempos serán cosas de abuelas —añade Katty y todas reímos—. Porque estaremos viejitas y eso será taaan viejo —volvemos a reír.

No sé en qué momento pido la comida; nos decidimos por churrascos y bebidas, pero al momento de pagar le pregunto el total y el tipo me envía el precio de cada cosa.