Capítulo 32

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Kathery

No han sido mis mejores días. No he estado llena de optimismo ni nada de eso, pero tengo el apoyo de mis amigas y eso me reconforta. Mateo también ha estado muy pendiente de mí, y aunque por momentos está ocupado con su trabajo, se encarga de enviarme algo para comer o detalles así, que me sacan una sonrisa.

Termino de ponerme mi ropa casual y salgo del camerino. Aarón está en la puerta esperándome con una sonrisa.

—Fue un buen ensayo —comenta mientras caminamos juntos a la salida.

—Sí...—cubro mi boca cuando un bostezo lleno de cansancio escapa y Aarón ríe—. Lo malo es que decidieran hacerlo tan temprano.

Él se encargó de ir a buscarme al departamento, me conoce tan bien que sabía que de otra forma no hubiera llegado a la hora. No ha sido incómodo estar con él después de lo que pasó; sencillamente no hablamos de eso, no tenía nada que decir y yo tampoco puedo disculparme por la actitud de Mateo, no es mi responsabilidad. Espero que con el tiempo logren llevarse bien, aunque lo dudo.

—¿Vamos a comer algo? —pregunta pasándose la mano por el cabello rubio—. Ha pasado un tiempo desde que salimos solos, aunque si estás cansada...

—No, me parece genial —lo interrumpo y entrelazo mi brazo con el suyo—. Pero yo elijo el lugar.

Asiente y sonríe mirándome fijamente a los ojos.

—¿Vamos?

—Vamos.


Llegamos al Kei Restobar; un lugar muy bonito y acogedor. No está tan cerca del club, pero la comida ahí vale la pena. Nos sentamos en la terraza y en seguida se acerca una chica para entregarnos la carta.

No nos toma mucho tiempo elegir, los dos somos amantes del sushi y aunque en España no sea tan rico como aquí, era algo que siempre pedíamos. Cuanto tenemos el pedido listo, la chica se retira. Aarón apoya su espalda en la silla relajadamente y me sonríe.

—¿Recuerdas esa noche que nos conocimos? —pregunta.

—Sí —el momento viene a mi mente—. Parecías un chico tímido... Hasta que comenzamos a beber —reímos.

—Me deslumbraste en cuanto te vi —suspira negando con una sonrisa—. Claro que los tragos ayudaron en lo de agarrar confianza.

—Que exagerado —niego entrecerrando mis ojos—. Pensé que te gustaba Esther.

—No —frunce el ceño sorprendido— ¿Por qué pensaste eso?

Encojo mis hombros.

—No lo sé, lo intuí... A ella sí le gustabas, y el que trabajáramos juntos después, hizo que se alejara un poco.

—Pensé que era porque estaban ocupadas —murmura pensativo.

—No, yo creo que eran celos —frunzo mis labios—. Las mujeres sabemos esas cosas.

La chica que nos atiende trae nuestras bebidas, yo pedí un Mango Sour y Aarón solo una Coca-Cola ya que tiene que conducir. Le agradecemos y seguimos conversando, aunque ya no del mismo tema. El sushi llega poco después.

—¿Tienes planes para la tarde? —le pregunto a mi amigo.

—¿Quieres que hagamos algo?

Entrelazo mis manos, apoyo mi cara en ellas y asiento con una sonrisa. Mi celular suena interrumpiéndonos. Me disculpo con Aarón y reviso el identificador, es Mateo.

—¿Amor? —Aarón se centra en su comida.

—Nena, ¿terminaste ya tu ensayo?

—Sí, vine a comer algo con Aarón y luego iremos a dar una vuelta.

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⏰ Última actualización: Oct 30 ⏰

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