Entre Lazos [+18] [Completa]

Capítulo 18

Kathery

Viernes 4 marzo 2022

Esta noche me presenté de las primeras solo porque Aarón quiso darme un viernes tranquilo con mis amigas. Por lo visto, no tiene idea de que Camila tiene algo como una cita o que Val estará en un trío con Ian. Algo raro, porque hemos hablado del trío como si fuera todo un evento. Como sea, no voy a quejarme por tener un viernes casi libre.

Me tomo el tiempo necesario para quitarme todo rastro de maquillaje mientras echo un poco de menos mi camerino en Madrid, aquí es compartido. Mi celular suena, así que dejo el algodón a un lado y contesto sin revisar quien es.

—¿Hola?

—Kathery —tomo una gran bocanada de aire para calmar mi corazón en cuanto escucho su voz. Sobre todo por los recuerdos que evoca.

—Mateo —sonrío.

—Que dices si paso por ti cuando salgas —escucho como prende un cigarro—. Te llevaré a casa.

—No sé si te lo dije, pero salgo a las...

—Cuatro o cinco —me interrumpe—. Sí, lo recuerdo.

Suelto un suspiro para ignorar el maldito hormigueo en mi estómago.

—Entonces... —dice cuando no respondo—. ¿Comemos en tu departamento o en el mío?

—¿A las cinco de la mañana? —ruedo mis ojos.

—A la hora que quieras.

Suelto una risa y niego.

—Tienes suerte —digo en un tono más bajo—. Hoy salgo temprano, de hecho, estaba por irme...

—Dame quince minutos, Kathery —vuelve a interrumpirme. Escucho murmullos por lo bajo, luego vuelve a hablar—. Quince minutos, ya voy en camino.

Ni siquiera espera una respuesta, solo cuelga. Miro mi rostro en el espejo y no puedo evitar sonreír como una idiota. Niego, tomo una bocanada de aire y suelto un largo suspiro, pero aun no puedo borrar la sonrisa. Él estaba dispuesto a venir a las cinco de la mañana.

Levanto la cabeza y me concentro en el techo, respiro y vuelvo a bajar la vista para observar mi piel casi libre de maquillaje. Quince minutos. Tengo tiempo para un maquillaje suave que oculte estas terribles ojeras.

Mateo: Estoy afuera.

Mateo: Merezco un buen beso por puntualidad.

Ruedo mis ojos, pero sonrío. Guardo las últimas cosas en mi bolso y me despido de las chicas. Paso por la sala común y encuentro a Aarón que conversa con el gerente.

—Nos vemos en casa.

Asiento y me despido con la mano. No voy a darle detalles ahora de lo que sea que vaya a hacer con Mateo.

En cuanto salgo, inhalo profundamente sintiendo el aire frío de la noche. Son casi la una y me siento afortunada por estar libre. No se confundan; amo lo que hago, y amo más que me paguen por eso, pero a veces extraño mis fines de semana libres.

—Tan hermosa como siempre —volteo al escuchar su voz.

Camina hasta donde estoy y al quedar frente a mí, levanta la comisura de su boca como una media sonrisa y acaricia con su pulgar mi mejilla.

—Quince minutos —susurro mirándolo hacia arriba—. Cumpliste.

No responde. Una de sus manos rodea mi cintura, la otra se enreda en el nacimiento de mis largos rizos y entonces, sus labios están sobre los míos. Como todo con Mateo, es intenso; toma mi boca como si fuera una droga que no quisiera soltar y yo me esfuerzo en corresponder de la misma manera.