Capítulo 3

1.3K 171 333
                                    

Valentina

Jueves 16 diciembre 2021

—¡Valentina! —grita mi padre desde la sala—. Ya deja ese libro y ven aquí, por favor. Se va a enfriar la comida.

Hace dos años que no vivo con él, pero cuando sube, nada parece haber cambiado. Su cafetería está en el primer piso, justo debajo de mi departamento.

—¡Ya voooooy! —grito en respuesta.

Le rogué mucho por este lugar. Insistí en que tenía que independizarme y este era un espacio vacío que nunca ocupó. Pago la renta, por así decirlo, ayudándolo con el café. Aunque es una excusa tonta ya que siempre lo he ayudado, prácticamente soy su mano derecha en ese lugar. Es mi segundo hogar.

Pongo mi separador marcando la página y salgo de mi habitación.

Mi departamento es grande y espacioso. Todo está junto, pero no revuelto; sala, comedor y cocina americana. Hay un pasillo que lleva a dos habitaciones, que ni siquiera uso, y un baño para visitas.

Mi habitación es la más grande de todas, está al otro lado del pasillo; tiene dos puertas corredizas, estilo vintage, una ventana grande con un pequeño sofá junto a mi librero, y también tiene un baño con una fabulosa tina. Sin duda es mi lugar favorito.

El olor a lasaña casera hace que mi estómago gruña.

—Mhm... Huele muy bien —le digo a papá—. Amo cuando haces lasaña.

Está sentado en su sitio habitual con los platos servidos. Me mira y sonríe negando con la cabeza.

—Podría enseñarte a hacerla, si dejaras tus libros por un momento. A veces me arrepiento haberte metido en el mundo de la lectura.

Me rio. Eso es algo que siempre dice.

—Ya es tarde para arrepentirse, viejo. Además, soy tu hija favorita —digo sentándome a su lado—. Tú deber es mimarme.

—Eres la única mujer —bufa.

—Eso no quita que sea la favorita —encojo mis hombros.

Empezamos a comer. Está delicioso y no es porque sea mi papá, pero no he probado una lasaña mejor que la que prepara él.

—Hablando en serio —limpia su boca con una servilleta y me mira—. Creo que es tiempo de que vivas más. Estás enfrascada en los libros y si no fuera por Ian, no tendrías vida social...

—Papá, no arruines el almuerzo —advierto, comenzando a molestarme.

—Solo quiero hablar, cariño —sujeta mi mano—. Desde que las chicas se fueron, estás solo con Ian, ni siquiera he visto a Claudia...podrías llamarla.

Suelto su mano con una risa seca.

—Sí, eso no va a pasar.

Suspira, cansado. Sé lo importante que es para él mantenernos unidas, pero las cosas cambiaron. Ya debería entender que hace mucho dejamos de ser unas niñas.

—Solo digo que vives mucho en tus libros... ¿Cómo te lo explico? —murmura rascándose la cabeza—. Eres joven, hermosa y con toda la vida por delante, pero la vas a desperdiciar si pasas día tras día viviendo solo en tu mente ¿Cuántas cosas hay que aún no has hecho?

No me da tiempo ni a pensarlo porque prosigue.

—Viajar, conocer nuevas personas. Por Dios, has cambiado tanto... Mi niña, desde pequeña has sido una soñadora; que tus amigas no estén aquí, no es impedimento para que hagas nuevas cosas. Tienes a Ian, es tan leal que te acompañará en todo lo que quieras hacer. Y no hablo solo de fiestas, porque de eso ya tienen bastante.

Entre Lazos [+18] [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora