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Ambos estaban frente a frente mientras comían lo que les habían servido Joaquín se sentía raro estar así, Emilio  miro de reojo al omega el cual comía tranquilamente era extraño que sus padres quisieran que  saliera con Joaquin admitía que era un ...

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Ambos estaban frente a frente mientras comían lo que les habían servido Joaquín se sentía raro estar así, Emilio miro de reojo al omega el cual comía tranquilamente era extraño que sus padres quisieran que saliera con Joaquin admitía que era un omega lindo y tierno y que siempre se preocupaba por el.

—¿A que se debe esta cena hyung? —pregunto Joaquín.

—Yo bueno. —susurro. —mis padres al parecer la planearon.

—Sus padres. —habló. —¿por qué?

—Eso mismo pienso yo. —respondió.

—Ya veo. —asintió. —ya debemos irnos.

—Claro. —sonrió.

Ambos chicos se levantaron la cuenta ya estaba más que pagada, ellos iban caminando tranquilos por toda la calle hasta que el pelinegro noto como muchos alfas miraban al omega que lo acompañaba.

El sintió un suave aroma el se detuvo y Joaquin también lo hizo Emilio trago saliva mientras lo miraba el omega el cual estaba sonrojado y a la vez con calor estaba entrando en su celo.

—Hyung. —susurro.

—Joaquin. —trago saliva.

—Me siento raro. —se acercó más al pálido.

Emilio lo atrajo hacia el para cubrirlo y llenarlo de su aroma para que los demás alfas dejaran de verlo, se apresuró y lo metió al auto y cerro las ventanas el miro a Joaquin y se puso a buscar unos supresores, pero se vio obligado a detenerse al ver como el castaño se subía encima de el y comenzaba a moverse encima de su entrepierna.

—Joaquin. —jadeo. —para.

—Alfa. —gimio. —lo necesito Emilio.

Emilio miró al lindo omega indefenso que se restregaba en su polla y era difícil de contenerse, pues ver al castaño sonrojado y con su boca semiabierta moviéndose de una manera que jamás lo había visto.

—Joaquin tenemos que ir a una farmacia por unos supresores. —lo tomó de las mejillas.

El omega negó y se acercó a la boca del alfa dándole un beso más que tierno fue húmedo, Emilio llevó sus manos al trasero del omega el cual soltó un suave gemido que no sólo hizo que la piel del alfa se erizarán sino que cada vez más su erección creciera aún más.

—No quiero ningún supresor. —beso el cuello del alfa. —solo lo deseo a usted alfa.

—Joaquin no estas pensando. —dijo nervioso, pues ya estaba por perder el control. —lo dices por tu celo.

—Hyung. —hablo. —por favor.

Emilio suspiro y como pudo lo sentó y le puso el cinturón para conducir a la casa del omega, pero cuando se dio cuenta el se encontraba en un cuarto de hotel con el omega besándose y estando desnudos de la parte de arriba de sus cuerpos.

Emilio suspiro y como pudo lo sentó y le puso el cinturón para conducir a la casa del omega, pero cuando se dio cuenta el se encontraba en un cuarto de hotel con el omega besándose y estando desnudos de la parte de arriba de sus cuerpos

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¡Osorio, Dame un hijo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora