¡Osorio, Dame un hijo!

60

Emilio con suma delicadeza iba quitando botón por botón para retirar la camisa de su amado el cual hacia lo mismo, no tenían prisa además querían hacer ese momento único pues se iban a unir y querían que fuera inolvidable para ambos.

Los besos comenzaron siendo cortos y a la vez pausados, él alfa con delicadeza acariciaba la fina y delgada cintura de su esposo y compañero de vida mientras con lentitud lo recostaba en la cama para acariciar cada parte del cuerpo de su dulce y hermoso omega.

Ambos se acariciaban como la primera vez que pasaron el celo juntos, lleno de amor y delicadeza, Joaquín lentamente fue abriendo sus piernas para que el mayor pudiera estar más cómodo y también para que tuviera mejor acceso a él.

Un sonrojo aprecio en las mejillas de Joaquín al ver como su esposo le quitaba su última prenda para quedar completamente desnudo, un suave gemido escapo de sus labios al sentir los dedos de su esposo dentro de él, podían pasar semanas, meses incluso años y Emilio siempre prepararía a su omega como si fuera la primera vez de ambos.

Los movimientos eran lentos y pausados, pues Joaquín aún seguía recuperándose después de haber tenido a su hermoso cachorro, ambos estaban felices pues su cachorro se parecía a ambos y su pequeño era la adoración de la pareja.

Al sentirlo listo lo beso siempre con amor para ir adentrándose lentamente en el sintiendo como las paredes de Joaquín se abrirán y a la vez lo aprestaban, al estar dentro de él se quedó quieto mientras le besa el cuello llenándolo de marcas de amor.

—Creo que ya puedes moverte. —susurro Joaquín con un sonrojo.

—Esta bien Joaquín. —le beso la frente. —te amo.

Los movimientos comenzaron lentos sacando los gemidos por iguales y a medida que el calor en sus cuerpos aumentaba así era con los movimientos que comenzaron a ser más rápidos, ellos se besaban y rozaban sus narices a veces sacándose sonrisas.

Cuando el momento llegó Emilio beso los labios de su omega para dirigir a la zona donde iría su marca dejó unos cuantos besos sin dejar de mover y saco sus colmillos para clavarlos en la delicada piel de su esposo el cual como respuesta dejó salir un fuerte gemido como su orgasmos.

Cinco años después.

Un hermoso omega miraba como su hijo estaba dibujando en su pequeña libreta, Joaquín acaricio la cabellera negra de su pequeño hijo el cual se había detenido de dibujar.

—¿Que ocurre cariño? —pregunto Joaquín a su hijo.

—Tu y papá. —respondió pero guardo silencio.

—Si cariño. —dijo Joaquín un poco preocupado.

—Ya se lo que quiero para mi cumpleaños. —sonrió el pequeño.

Joaquín asintió y el pequeño se acercó a su papá y comenzó a susurrarle a lo cual Joaquín no pudo evitar sonreír y dejar un pequeño beso en la mejilla de su hijo.

—Veo que sigues cambiándome. —habló el alfa en un tono divertido.

Joaquín al ver al pelinegro se levantó mientras cargaba a su pequeño y se acercaba para darle un corto beso en los labios hubiera sido largo si su pequeño no lo hubiera roto.

—Papá Joaquín es mío. —habló el pequeño con un puchero que derritió el corazón del alfa.

—Pues tu papá es mío porque es mi esposo. —contrataco el alfa.

—Papi Joaquín me da besitos todo el tiempo. —sonrió el niño.

Joaquin bajo a su pequeño el cual fue cargado por su otro padre el cual le dio un beso en la mejilla logrando que su pequeño sonriera después de que cumplió un año el pequeño comenzó a ser celoso con su padre alfa y solo se la pasaba pegado a su padre omega.

Luego de pasar los tres en familia la paraje de esposos ya se encontraba en la habitación listos para dormir.

—Jae ya me dijo que quiere de regalo. —habló Joaquín mientras se limpiaba la boca luego de haberse cepillado sus dientes.

—¿Y que quiere? —pregunto el alfa.

—¡Osorio Dame Un Hijo! —exclamó el omega.

FIN