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Los meses pasaban y el vientre de Joaquin cada vez estaba más grande, ambos ya estaban en su nuevo hogar, lo padres del alfa se habían encargado de comprar todos los muebles para el bebé

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Los meses pasaban y el vientre de Joaquin cada vez estaba más grande, ambos ya estaban en su nuevo hogar, lo padres del alfa se habían encargado de comprar todos los muebles para el bebé. Joaquin mantenía la cabeza recostada en el hombro del pelinegro el cual le acariciaba el vientre mientras sonreía ya estaban por llegar al último mes y ambos estaban nerviosos habían decidido dejar en sorpresa el sexo de su cachorro.

—¿Crees que se parezca a mi? —pregunto Emilio.

—No lo se hyung. —respondió el omega. —ojalá y sea una hermosa mezcla de ambos.

Emilio se levantó alertando al omega el cual también sonrió poniendo su mano junto con la del pálido el cual le dio un corto beso en los labios.

—¿Lo sentiste? —pregunto Joaquín emocionado.

—Creo que minimini ya no es perezoso. —respondió el alfa. —me siento muy feliz Joaquín gracias por darme una hermosa familia.

—Me alegro saber que lo sienta a usted. —entrelazo su mano con la del alfa. —usted también colaboró en la creación de esta hermosa familia.

—Sabes que me siento un poco celoso que mi lobo te lo haya dado. —sonrió. —pero debo admitir que gracias a el me entere que tan hermoso omega como lo eres es mi destinado.

Joaquin se sonrojo y abrazo un poco al alfa el cual se había alejado un poco para comenzar a hacerle un suave masaje en los pies al omega el cual había cerrado los ojos por el cansancio.

Emilio al ver que Joaquín se durmió lo cobijo y se levantó para buscar anillos de compromiso en las mejores joyerías, pues Joaquín se merecía uno sumamente hermoso como lo era. Al encontrar el indicado sonrió y lo compro pues ya era hora de hacer la fiesta de compromiso para así anunciar su unión con su omega.

Emilio sonrió al escuchar esa palabra en su mente Joaquín era su omega el se giro al escuchar el llamado de su novio, se levantó y se acercó a él para verlo.

—Hyung. —susurro.

—¿Que ocurre te sientes mal? —pregunto preocupado.

—¿Podemos ir al centro comercial. —respondió con las mejillas sonrojadas. —quiero comer comida Italiana.

—No es necesario ir. —le acarició la mejilla. —puedo llamar para que la traigan.

—Quiero comer en el restaurante. —hizo un puchero. —estoy embarazado no liciado.

Emilio sonrió y le dio un beso en la mejilla Joaquin tenía razón, pero tanto su lobo como el tenían miedo que Joaquín se lastimara allá, pero si Joaquin decía algo el debía de obedecerlo porque Joaquín enojado si daba miedo.

Emilio sonrió y le dio un beso en la mejilla Joaquin tenía razón, pero tanto su lobo como el tenían miedo que Joaquín se lastimara allá, pero si Joaquin decía algo el debía de obedecerlo porque Joaquín enojado si daba miedo

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¡Osorio, Dame un hijo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora