Capitulo 1

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¿Qué demonios es este escándalo? Siento como la superficie acolchada debajo de mí se mueve sin control de un lado a otro, sacándome de mi placido sueño. Henry Cavill estaba sin camiseta a punto de hacerme suya contra una mesa de villar pero mi anhelada fantasía ha sido interrumpida en su mejor momento.

¿No puede uno dormir tranquilo hoy día? Siento como si un tornado estuviera pasando pero entre sueños recuerdo que tengo mi propio terremoto en casa.

Ustedes,  simples mortales de seguro necesitan uno de esos molestos aparatos llamados  despertadores pero yo, he sido bendecida con uno personalizado, pues, aunque no es un despertador como tal, también puede ser igual de molesto. La única diferencia aquí es que este lo traje yo al mundo; con dolor y por parto natural.

Cuándo Ángela despierta; es imposible que media cuadra no se de por avisada. Es que mi pequeño terremoto  no sabe estar quieta.

—¡Mah, despierta! ¡Es hoy, es hoy! —grita eufórica.
«¡Ay por Dios! Que eso sólo aplica para navidad, ¡Brrr¡»

¿De donde saca tanta energía por las mañanas?

—Mmmm... ¡Angela por favor! Déjame dormir cariño— digo a modo  de queja mientras intento salir a rastras del manojo de sábanas que es ahora mi cama y a su vez le hecho un vistazo a mi reloj de pulsera— «¿Qué busca Ángela despierta tan temprano?

Cuando logro sacar mi cabeza del cobertor esta se  queda viéndome como si me hubiese crecido otra cabeza. ¿Tan fea estoy?

—¡Dijiste que iríamos al zoo temprano!- dice mientras sigue saltando por todas partes.

—La palabra temprano  está muy lejos de la madrugada en mi diccionario- digo mientras observo lo más valioso que tengo.

Mi niña es realmente hermosa, aunque, justo en estos momentos en su cabeza parece que ha muerto algún animal o como mínimo habita allí algún nido de pájaros. Aún así, su hermosa sonrisa resplandece todas mis mañanas.

Salí embarazada a mis diecisiete años así que fue todo menos fácil. ¿Qué sabe una chiquilla problemática de la vida? He criado a Ángela yo sola, y el tema de su papá mejor ni lo tocamos muy a fondo, pero basta con decir que ha de estar de  vacaciones en algún país exótico con una morena de largas piernas mientras yo sobrevivo con el salario promedio, un pequeño piso en el centro y una carcacha que algunos confunden con un auto. 

Miren  que no es que él sea mal padre; el  punto aquí es que ni siquiera sabe que es padre pero como les dije... es una historia complicada.

—¡Mahhh! ¿¡Verdad que si!? —«¡Ay cariño, no te he escuchado ni un poco» digo para mis adentros.

Los zarandeos de Ángela en mi brazo me traen de vuelta a la realidad.

—Disculpa cariño, mamá aún está media dormida— digo con una media sonrisa.

—¿Necesitas un abrazo para despertar?— pregunta mi pequeña saltamontes y logra sacarme una sonrisa genuina.

La contemplo y no puedo creer que esa pequeña que un día estaba en mis brazos, hoy sea esa nena de cuatro años que me mira con impaciencia.

Es que el simple hecho de mirarla a veces duele,  y es que verla a ella es como verlo  a él.

Tienen el mismo cabello  castaño y ondulado, los mismos hermosos ojos color miel e incluso  el mismo temperamento. Si me lo preguntan, sólo tiene mis labios.

El padre de mi HijaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora