El padre de mi Hija

Capitulo 3

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La verdad es que tengo toda la semana dando tumbos como un cadaver en vida. ¡No quiero estar aquí! ¡Pero  vamos! Ya no me puedo ir  para atrás. Tuve tiempo suficiente de pensarlo y me avergüenza decir que no pensé una mierda.

Estuve investigando y por el momento no encontré ningún nexo entre el area de pasantes y las oficinas principales, así que trato de darme ánimos.
Los 3 meses que dure la pasantía tengo que hacer bien una de dos; o le digo a Alexander sobre nuestra hija o paso desapercibida hasta que todo esto acabe. «Tienes que decirle, no está a discusión »

Trato de ignorar la vocecita de mi cabeza que tanto me ha atormentado a lo largo de estos años. Puede ser muy molesta cuando se lo propone.

¡Adelante Ivonne¡ Que no puedes quedarte aquí parada toda la mañana. La gente comienza a mirarte raro.  No sé cuál es el latido normal de mi corazón pero estoy segura de que no está en su ritmo cardíaco, no me sorprendería si caigo aquí mismo producto de un paro cardíaco.

Creo que ni cuando me cogen mi corazón se acelera tanto, y eso ya es mucho decir.

Me obligo a traspasar las puertas de las instalaciones Ivanov Corporation Inc. Debo decir que es un edificio enorme e incluso más de lo que pensaba.

Trato de alisar los pliegues de mi falda, más que nada para disimular mi nerviosismo. No puedo evitar mirar en todas las direcciones de manera paranoica; veo un montón de gentes apresuradas por llegar a sus puestos de trabajo pero nada más. Nadie parece reparar en mi presencia y una parte de mí se siente agradecida. En recepción me facilitan las informaciones de lugar y mis credenciales.

Para cuando el ascensor se detiene en el 4to piso puedo respirar un poco mejor. Es que no puedo explicar con palabras todas las emociones que me embargan en estos momentos.

Mientras asciendo en el ascensor cristalino que me permite ver todo lo qué hay fuera,  aunque suene absurdo una parte de mí no puede evitar sentirse sumamente orgullosa de todo lo que él ha logrado en tan poco tiempo.

Según lo que estuve investigando las oficinas principales no están sino en el séptimo piso, así que creo sentirme segura aquí.

Luego de preguntar unas dos veces llego al área que busco. En seguida me dan unas ganas enormes de chocarme contra una pared; todas las chicas que veo a mi alrededor están muy bien vestidas, no me mal entiendan que no es que ando como indigente, nada de eso. Sólo que quería pasar desapercibida lo mejor que pudiese hasta poder tantear el terreno. Mi atuendo es más bien lúgubre.

Miento si digo que no me gusta llamar la atención, me encanta que la gente volteé a verme. Acomodo mis lentes de pasta, que por cierto no necesito, pero me ayudaban a complementar el outfit. Me obligo a avanzar, parezco retrasada mental.

El piso está muy bien iluminado, posee un estilo muy minimalista. Me acerco a una de las chicas del lugar, una que parece medianamente simpática, esta me indica hacía donde tengo que dirigirme.

Cuando llego, encuentro aproximadamente a unas quince personas y todos voltean a verme. Lo que me faltaba. Levanto mi mentón y avanzo de manera erguida y orgullosa; actitud ante todo.

Tomo asiento sin prestar demasiada atención hasta que llega quién parece tener el control de esta pasantía de mierda.

Es muy alto, pelo rizado; casi tan rubio como ricitos de oro, ojos azules y... bueno, muy follable.
«¡Concéntrate Ivonne! Nada de liges con el área de trabajo. ¿Recuerdas?» me apunto reprendo.