****—¡No puedo creer que te hayas acostado con él! —la cara de incredulidad que tiene Hanna es de revista.
No sé que le sorprende, como si no me conociera.
—No me he acostado con el... todavía. Sólo nos tocamos un poco y ya está— digo mientras le doy un sorbo desinteresado a mi copa de vino tinto— ¡y no me mires así! Qué eres mi amiga no mi terapeuta.
—Cada día estoy más convencida de que estás completamente loca Ivonne, de verdad que si.
—Todos estamos locos de alguna manera. —digo tratando de restarle importancia — Yo disfruté como no te imaginas, así que si esperas un atisbo de arrepentimiento por mi parte, estás muy equivocada. Deberías ver lo que Alexander puede hacer con sus manos...
—¡Ivonne!
—Me refiero a sus planos... que mal pensada eres Hanna. Tu eres quién debería ir a terapia o algo así, tienes esa mente muy sucia.
Su risa llama la atención de varios comensales que se encuentran a nuestro alrededor.
—Eres todo un caso perdido... ¿A todo esto cuando piensa llegar Andrew?
—No lo sé, se supone que debería estar aquí... —observo mi reloj de pulsera. Hoy es sábado así que decidimos salir a por unas copas, Aunque Andrew y Hanna pasen la mitad del tiempo discutiendo de cierto modo me entretiene. Tengo una ligera fascinación por el caos, de alguna forma me atrae como luz a las polillas, de ahí a que mi vida siempre parezca estar patas para arriba.
Lo que pasó con Alexander anoche sigue dando vueltas en mi cabeza, creo que todas las veces que me voy a tocar esta semana rememorando lo sucedido no serán pocas.
Estoy ansiosa porque llegue el lunes, quiero ver que posición piensa adoptar, ¿Se hará el desentendido y actuará de manera indiferente como ya le es costumbre? No tengo pruebas pero mucho menos dudas.
Por otro lado está el ultimátum de Ernesto, me ha llamado anoche, sabiendo que me quedaría a ver lo de la lista de materiales con Alexander, esperanzado de que le haya dicho todo de una buena vez. Me tiene demasiada fe, no hay duda.
En vista de que Andrew parece que se ha ido por la cañería, vamos ordenando algunos aperitivos.
—A todo esto— dice Hanna mientras limpia la comisura de sus labios con una servilleta de tela preciosa si me lo preguntan— ¿Sabes a quién me encontré esta mañana en la oficina de correos— Pregunta entusiasmada.
—¿Al papa Francisco? — respondo sólo para ver cómo rueda los ojos. —¿No Crees que si fuese adivina ya no me hubiese sacado la lotería?
— ¿A veces puedes ser toda una perra sabias?Deberías pagarme por ser tu amiga y aguantarte— dice mientras arroja una nuez a mi cabeza. No puedo evitar sonreír con su ataque de niña pequeña. ¿Me gusta fastidiar a Hanna? Mucho.
—¡Vale venga, que era broma!— le digo mientras me pongo en actitud de escucha— ¿Con quién se ha cruzado la pequeña Hanna esta vez? — me dispongo a dar un sorbo a mi copa pero me quedo a mitad de camino.
—¡Con Owen! ! Me he quedado de piedra cuando me ha dicho que has cortado comunicación con él hace semanas — dice de manera recriminatoria
—Ya nos habíamos acostado un par de veces, ¿Qué más querías que hiciera?
—¿Tratar de llevar una vida normal tal vez? ¡El realmente parece un buen chico y a leguas se nota que estaba interesado en tener algo serio contigo! ¿En serio a veces no te dan ganas de tener no sé, algo estable en tu vida?
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El padre de mi Hija
RomanceTener una hija esta BIEN, que su padre lo sepa ya es AVARICIA . ¿A quién se le ocurre tener una hija para ocultarle su existencia a su padre por 4 años? 🤡 ¿Y para terminar de rematar, va y se mete a trabajar a la empresa de su ex? Si crees qu...