17

1.9K 222 56
                                    



–Agárrate –dice Matthew acelerando hasta quemar llanta.

Sandro apenas rozo la cajuela de atrás. Viendo cómo se habían llevado a su bruja.

Gruño enfurecido, escupió, pateo maldijo a todos al su alrededor, recobrando la compostura, miro la risa de esa mujer burlándose. Pero se fue llevándose al otro mecretete antes que los hiciera papilla ambos.

cambiando sus ojos a negros, miro a todas partes, que nadie se burla, fue hasta su carro a toda prisa, prendió y acelero sin importar quien se le atravesara en el camino.

–¡Pero qué haces! –grito Hera angustiada.

El felino solo carcajeo divirtiéndose como aquel hacia la cara de idiota, jamás se había divertido en una persecución como esta, si tal vez el saldrá mal parado, pero tenía años que no vivía algo así, mucho menos en esta ciudad.

–Divertirme –respondió el acelerando.

Hera se aseguró con el cinto de seguridad, este hombre estaba totalmente loco, miro por la espejo y como a lo lejos venia aquel carro hecho furia.

Se acomodó asustada, esto no saldría nada bien, estaba segura que iba a morir, creyendo que ella lo estaba provocando, pudo ver en sus ojos el enojo del hibrido.

El felino paso de una calle a otra pasándose el semáforo ante la histeria de Hera.

–La policía!!!!

–Hera soy juez, al que van a detener es a otro si no me alcanza.

Este hombre estaba completamente loco.

Sandro sentía la sangre arder, y como la adrenalina flotaba a su alrededor, las palabras de esa tipa las tenía como susurros en su cabeza solo para calentar sus pensamientos y cometer un suicidio.

Así que la liebre quería jugar con dos al mismo tiempo, pensó el hibrido, toda una astuta se divierte conmigo jugando sus cartas de seducción, si tal vez puso algo un hechizo para ponerlo así, mientras con aquel estúpido gato se asegura ganarle.

–Astuta bruja, muy astuta pero yo siempre gano ya lo veras. –se dijo a sí mismo.

Vio de lejos iban a la ruta de los hoteles de paso, el mismo diablo se apoderó del hibrido.

El felino miro un lugar para estacionarse, mientras Hera miraba incrédula donde estaba.

–¿Este...?, –apenas logro carburar Hera donde estaba. –¿Porque me trae aquí?

–Me debes una Hera Walmon y eso será ganarle. –dice saliendo del auto.

Matthew miro como Sandro venia como una tormenta listo para dar el golpe, se abalanzo y como su puño se estampo en su rostro escupiendo sangre, apenas logro sostenerse sobre el cofre del auto.

Pero ha estas alturas, el hibrido no podría clamarse ni aunque Hera se lo impidiera, la bruja salió del carro asustada como aquellos dos hombre se daban duro, mas bien como Sandro le daba al juez mientras este solo se reía, encendiéndolo más.

–BASTA!!! –dijo ella

Pero ninguno hacia caso estaban metidos en aquella pelea de niños.

–BASTA LOS DOS!!! –volvió a gritar Hera.

La bruja miro alguien que pudiera ayudar, pero no había nadie, que mala suerte tenia, el gruñido del hibrido la hizo dar un brinco, como se estaba volviendo una bestia, el felino lo sostuvo de los puños con fuerza, algo que no le gusto.

Necesitaba hacer algo, pero ¿Qué?.

–Sandro por favor –fue hasta el abrazándolo por la espalda, mientras tenia sometido al felino.

El cuerpo de Sandro ardía.

–que pensabas que puedes tocar lo que no es tuyo imbécil –gruño Sandro en la cara del juez.

–Oh vamos, no sabía que tenía dueño –burlo el felino

Sandro no paro en impactar en el rostro del felino que no paraba de sangrar.

–Sandro suéltalo –jaloneo Hera su brazo –por favor déjalo lo vas matar.

El hibrido la miro dándole una mirada asesina. Que esta lo soltó.

–Deberías hacerle caso, o perderás la cabeza Vanglesky –insistió el felino tosiendo sangre.

Sandro alzo su puño para impactar.

–Sandro no lo hagas, me iré contigo –Hera tomo el puño del hibrido –por favor vámonos.

Miro en los ojos de Hera desesperación, mientras al otro estaba ahí dañado del rostro, se puso de pie, no sin antes amenazarlo.

–Es mía estúpido gato infeliz.

Tomo de la mano a la bruja llevándosela, practicante arrastras de la cintura mientras ella observaba al felino, la subió al carro, hasta ponerle el cinturón de seguridad como una pequeña niña.

–Deja de verlo –demando el hibrido.

–Fuiste un salvaje. –cruzo los brazos

Su vista se alejó dejando atrás al felino, Sandro no debió portarse así,

–¿Salvaje? Debí golpearlo de verdad –sentencio él.

–Estás loco!!

–No tú estás loca.

–Quiero bajarme, eres un salvaje, bestia, por tu culpa porderemos  el caso –dijo molesta.

Sandro freno de golpe, asimilando las palabras de Hera.

–Te importa el caso, o te importa lo que el piense de ti –dijo filoso.

Ella se giró a mirándolo, ¿Qué era esas afirmaciones?

–No eres mi dueño – respondío furiosa –una cosa es lo que paso anoche y otra muy distinta lo que yo deseaba hacer hoy.

El hibrido entrecerró los ojos, gruñendo ante las palabras de Hera.

–No eres mi dueño te lo vuelvo a repetir, no veo que seamos algo, así ya me acorde ¿Mates? Pero solo eso, dudo en que quiera serlo, tu tal vez no quieres y yo quiero algo y tú no me lo vas a dar, así que me bajo aquí –volvió a responderle tratando de abrí la puerta.

–No lo haras, para que!! irte con ese imbécil a eso juegas, conmigo no.

–Abre la puerta Sandro Vanglesky ahora!! –demando la bruja

–Así que tienes carácter, pero no lo harás y ahora dices que no soy nada ni tu dueño, te haré la vida imposible de ahora en adelante –acelero mientras ella se aferro a su cinto.

–BAJAME!!!!

Pero no iba a escucharla, ahora no sabía quién estaba más loco si ella o el, cuando estaba a escasos de cometer suicido y eso era ponerse la soja al cuello, claro ella sueña con unicornios!!!, unicornios tendría. Pero nadie le quita nada y solo para que vea se imbécil que no se metan con lo ajeno.

Y Hera Walmon era suya.

HIBRIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora