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Dio otra vistazo al resumen, era algo tedioso hasta complicado todo indicaba que era culpable al no pagar los impuestos, pero había algo que no estaba esclarecido , así que intento dar otro repaso, tomo nota y porque no investigar el lugar de precedencia, las referencias también eran un buen apoyo. Marco a su amiga llegaría un poco tarde necesitaba hacer una investigación.

-Francis llegare tarde.

-Solo no llegues muy tarde hija –respondí ella entre risas.

-Claro madre, recuerda que iré en quince días a ver a mi madre biológica.

-Bien, bien, ¿Crees que podrías traer pan, tengo ganas con café.

-Sí , claro –respondió colgando.

Guardo sus cosas, estaba por cerrar la biblioteca pública, sabía que este lugar no se lo encontraría.

Era claro que lo estaba evadiendo, tampoco lo recibía en el departamento, pero hace seis días dejo de buscarla, y solo para hablar del mismo tema.

-Hasta mañana –comentó la mujer mayor en recepción.

-Sí, hasta mañana –respondió ella sacando su paraguas.

Venia una tormenta, las primeras gotas del clima lluviosa parecían, camino sobre el psi mojado, le gusta este tipo de clima, era algo melancólico, además no había tan gente en la calle, algunos corren por la lluvia buscado taparse de ella.

Llego hasta la esquina, esperando que el semáforo se pusiera en verde, los apartamentos estaban a cinco cuadras, así que caminar le hacía bien, que tomar el autobús, solo era un innecesario. Tendría tiempo para pensar.

Miro ambas partes antes de cruzar esperando la luz vede para el acceso peatonal, paso hasta la pandearía, compro algunos panes y salido de nuevo.

Tenía quince días para entregar su informe definitivo, y quince para ver a su familia, torció sus labios, debía pensar en dar alguna explicación antes que empezaran con sus preguntas.

Principalmente su padre al saber que el susodicho era un tonto, esperaba que la amistad con el señor Sebastián no romperá ahora por ellos. Cuando hayan logrado que todo volviera hacer un poco como antes.

Al menos esas dos mujeres se toleran.

La bolsa de pan cayó al suelo al verlo ahí, recargado en su auto mojado por la lluvia intensa, como pudo recogió el pan caminado tratando de ignorarlo, claro seis días que se rindió pensó ella.

-Podemos hablar Hera. –Sandro fue hasta ella antes de que la puerta eléctrica se abriera.

-No tengo tiempo, además esta lloviendo –respondió ella

-Lloviendo o no quiero hablar contigo, vamos Hera no hagas más grande lo que se puede solucionar.

Ella lo miro de reojo, al igual la bolsa de pan.

-Bien pero te quedas aquí, entendido –cerro la puerta en su cara sin dejarlo pasar al lobby.

-Hasta que llegas, he calentado el café más de tres veces –tomo Francis la bolsa

-perdón, pero me vine caminando.

-¿Quieres café o chocolate? –pregunto ella calentando leche.

-Ninguno, saldré regreso en momento –respondió

-Okey, no tardes pasaran la serie de la que te hable.

Hera bajo las escaleras del cuarto piso, suspiro ahora con que cosa le saldría este hombre, porque cualquier cosa se podrá esperar. Abrió la puerta y no estaba afuera, las luces del auto parpadearon así que seria en el auto pensó ella. Dudo un poco en ir , pero que podía pasar.

Corrió hacia el auto ante la lluvia, metiéndose toda mojada.

-Pensé que no saldrías –comentó el hibrido.

-También lo dude y dejarte esperando –respondo ella con indiferencia.

El apretó la mandíbula, molestándole pero se trago la molestia.

-Dime de que quieres hablar aunque supongo que es de lo mismo, ya que recuerdo hace unos días volviste con los mismo sobre "Ese tema". O es otra cosa que quieres decirme

-Sé que en unos días iras a casa de tus padres, así que pasara por ti

Hera lo miro incrédula hasta sorprendida, no escucho bien ¿Acaso?.

-Perdón no entendí bien.

-Pasare por ti, e iremos a casa de tus padres, no me hagas decirlo odio repetir las cosas.

-Es solo que no entiendo tu actitud ahora –dijo incrédula.

-Eres mi esposa ¿No? –respondió el apretando el volante.

-parece que te cuesta trabajo decirlo, pero si no te agrada podemos divorciarnos – dice encogiendo los hombros.

Sandro le dio una mirada que deseaba a casi estrangularla.

-Mira como me vez, te molesta, lo haremos de una manera tranquila ¿Te parece?.

-¿Divorciarnos?, claro que no –dice entre risa nerviosa.

-Entonces que quieres hablar Sandro.

-Ya te lo dije, eres mi esposa, e iré contigo, cualquier plan que hayas hecho descártalo –dijo aunque mas bien aprecia una orden.

-Vaya hasta la forma como me lo dices suena demandante señor Vanglesky.

El chasqueo la lengua, Hera sabia atacar

El se movió un poco para verla mejor, aunque realmente andaba hambreando el lobo por un poco de atención. Llevo su mano a su cabello rizado y algo mojado.

Hera no se moví dejó que los dedos del hibrido recorriera por entro de su cabellera, pero reacción cuando la estaba llevando hacia el.

-Alto ahí lobo –respondió ella con las manos en su pecho -¿Qué crees que haces?.

-¿Acaso no puedo tocar a mi esposa?.

-No cuando has sido un idiota, bien si quieres ir no tengo problema, pero debes cuidar tu boca con mis familia porque créeme tu padre será vampiro pero en la casa son puros alfas entendido –señalo la bruja.

-Oh vamos Hera, se a que me enfrento no soy tan idiota –se inclinó sobre el asiento –además ..

-¿Además?

El guardo silencio mirando los ojos café de la bruja, dio un vistazo hacia afuera.

-podemos ir a otra parte –sugirió el con una mirada brillosa.

-Lo siento no puedo Francis me espera –respondió en abrir la puerta.

El hibrido tomo su mano, indicando que espera un poco más.

-Regresaremos pronto lo prometo –volvió a insistir –Hera.

Ella torció sus labios, mirando los ojos del lobo, cerro de nuevo la puerta.

-Bien una hora –inquirió ella –solo una hora.

-suficiente para mí –prendió el auto acelerando rápido de ahí, antes que la humana apareciera en escena

Hera esperaba que esto no fuera un error, pero debía pensar con la cabeza muy fría ante ese lobo.

Estaciono el auto, siguiendo al hibrido por el elevador, entro al departamento de Sandro. Este hombre tenía un afán por la buena vista de toda la ciudad.

-Regreso –dijo el entrando a una habitación.

Recibió un mensaje de Francis preguntando donde estaba, ella respondió que regresaría en una hora.

Sandro salió con una camisa extra en sus manos.

-Esas algo mojada debes cambiarte, llevare tu ropa a la secadora –entrego su camisa.

Ella negó entre risas, no lo podía creer que el supiera lavar su ropa.

-¿Y esa cara?, hay cosas que no sabes de mí.

-Eso parece, dame eso, pero ante todo pondré el cronometro tienes una hora a partir de ahorita.

-Así son las cosas.

-Así los son señor hibrido.

HIBRIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora