⛓️CAPÍTULO 19⛓️

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PASILLO PRINCIPAL DEL CUARTO PISO.
ALA PRIVADA:

Al llegar arriba vemos a Ethan caminando de un lado a otro mientras se sostiene el cabello con fuerza, parece al borde de la histeria.

La doctora Sophie y Lía también está ahí, ambas lucen nerviosas.

Cuando nos acercamos más, ellos se percatan de nuestra presencia en el lugar. Al verme, Ethan corre en mi dirección y me abraza con fuerza.

— Si viniste —me aleja para verme—. Él está muy mal. No sabemos qué le está sucediendo. Tengo miedo —dice asustado y con los ojos acuosos—. Lucien es mi hermano mayor y la única familia que me queda, Jade. No sé qué voy a hacer si algo le pasa —niega al sentir una lágrima correr por su mejilla—. Sé que las cosas no están bien entre ustedes. Y que él cometió errores, pero él no se merece ésto. Siento que ahora está pagando algo que no le corresponde.

Ahora la que se siente culpable soy yo.

Supongo que ambos nos hemos hecho daño. Aunque yo ni siquiera estaba consciente. No sabía que al ser su compañera y ser convertida yo podría provocar ésto en él.

— Ethan, él va a estar bien — aseguro con firmeza tratando de ser amable. Ethan es alguien bueno, me agrada no quiero ser un idiota con él

— ¿Cómo puedes estar segura de eso? Ni siquiera él sabe qué le sucede.

— Cree en mi. No tienes de qué preocuparte ahora, ¿si?

Lo veo asentir algo inseguro.

— Voy a pasar. Me quedaré con él allí dentro.

— Está bien.

— Nosotras nos quedaremos aquí, por si acaso — avisa Rachel y va sentarse en un mueble bastante espacioso que está en el enorme pasillo.

Las chicas le siguen la corriente en silencio. Yo en cambio sólo camino en dirección a la puerta de la habitación de Lucien.

— Hace unos minutos estaba inconsciente — me dice Ethan.

— Ahora está despierto — le informo.

Está despierto y, probablemente, ya sabe que estoy aquí.

Abro la puerta y paso. Ethan se queda afuera y cierra.

Inmediatamente dirijo mi mirada a la cama y allí está. No sé si se ve peor de lo que logré verlo afuera en el banco del jardín, pero sé que no está nada bien.

Me acerco lentamente, busco la silla tras su escritorio y la llevo hasta el lado de la cama en que él se encuentra.

— ¿Haces una visita en mi peor momento? — pregunta con la voz baja y un poco ronca — ¿Vas a presenciar mi karma?

— Suenas como si no te agradara el hecho de que yo esté aquí.

— ¿Para verme de ésta manera?— veo una diminuta sonrisa desanimada formarse en sus labios — Me basta con saber que estoy pagando el daño que te hecho. No quiero que me veas de ésta manera tan deprimente.

— Eres mi compañero destinado, ¿no? — digo tomándolo desprevenido. No pretendo contar lo que está sucediendo. En algún momento él va a deducirlo, así que mi objetivo ahora es arreglar las cosas con él y hacer que mejore — Supongo que ahora a ambos nos toca aceptar pequeños detalles. Eso incluye vernos en nuestras mejores o peores etapas.

— ¿A qué te refieres? — dice girando su rostro y viendo a otro lado. «¿Acaso está evitando mi mirada?» — Hice las cosas mal y ahora me odias. ¿Cómo puedes decir algo como eso?

LUCIEN ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora