Nuestro Propósito (Mildolyn)✧

𝘌𝘭 𝘏𝘶𝘮𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘈𝘨𝘶𝘢

Me desperté con el tacto de Gwen acariciando mi espalda, sus yemas recorrían mi columna y eso me erizaba la piel. Traté de hacerme la dormida para que continuara, fue en vano, me notó.
- ya se que estás despierta.
Giré lentamente, me observaba con una sonrisa tierna.
- buen día - le digo devolviendo la sonrisa.
Ahora dirigió sus dedos a mi mejilla... me agarró suavemente y me besó la frente. Me sentía tan feliz y completa que me dejé llevar y se me calleron unas lágrimas.
- Mildred... ¿qué sucede?
- nada, solo... me siento completa, junto a vos. Tu sonrisa, tu tacto... es la primera vez que me siento así... correspondida, amada. Y simplemente estoy feliz.
- tranquila, siento lo mismo... te amo Mildred Ratched.
Gwen me agarra y me envuelve en un cálido abrazo.
- yo tambien te amo Gwendolyn Briggs.

Nos quedamos un largo rato en la cama, yo estaba sobre su pecho. La brisa que entraba se había tornado fría, así que agarré las mantas y la tapé mientras yo salía de la cama, ella seguía sonriendo.
- amo tus dientes- me animo a decirle.
- ¿y eso de donde vino?
- no se, simplemente me gustan- me río y ella me sigue.
- gracias... vení.
Me da un beso y me muerde la lengua...
- bueno, ahora si... me voy a dar una ducha.
Preparé la tina y cuando estaba por quitarme la ropa, Gwen apareció.
Me sacó la ropa muy suavemente y me hizo meterme en el agua caliente.
Ella tambien se desnudó y se metió al otro lado, me agarró la mano y me invitó hacia su pecho, la empecé a  besar apasionadamente mientras con un mano le masajeaba un pecho.
Ella me dió la vuelta con suma delicadeza haciendo que ahora mi espalda quede sobre su pecho, me empezó a tocar el cuerpo entero mientras que dedicaba sus besos a mi nuca. Sus manos empezaron a bajar hasta llegar a mi clitoris el cual masajeo, me volvía loca. Luego se dirigió a mi centro, metió un dedo y luego otro, empezó a moverlos.
Me moví un poco para poder introducir en ella los mios.
Nuestros gemidos no eran tan fuertes, temíamos a ser escuchadas, pero se combinaban, hasta que ambas nos corrimos.
Luego entre ambas nos enjabonamos nuestros cuerpos y al acabar de enjuagarnos yo me quede envuelta en uno de sus abrazos mientras le acariciaba el brazo, y juntas observabamos el humo del agua.