𝘓𝘢 𝘩𝘶𝘪𝘥𝘢

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Con Gwendolyn nos miramos por unas milésimas de segundo, en ese lapso de tiempo pudimos vernos y saber la mezcla de dolor, tristeza y... miedo que sentíamos. Pero no teníamos tiempo para calmarnos y darnos aliento, teníamos que irnos.
Me dirigí hacia el armario saqué una maleta, agarre toda la ropa que pude y la metí dentro, Gwendolyn me siguió e hizo lo mismo. Agarramos cuanta comida y agua pudimos y tratamos de cambiarnos el pijama por algo que encontramos por ahí.
- listas. - dije con voz temblorosa.
Gwen me tomó la mano, en su rostro se reflejaban lágrimas contenidas, deseaba abrazarla.
- bien, salgan por la ventana y diríjanse al auto, yo voy a tratar de distraerlos. - dice Betsy con voz decidida.
- ¿vas a estar bien? - le pregunta Gwen.
- si, siempre estoy bien... no se preocupen y no me contacten, procuren seguir siendo ustedes y acuerdense de que las quiero. - dice abrazandonos.
- hasta algún día. - le digo con una sonrisa apenada.
Betsy corre hacia la puerta y nosotras nos dirigimos hacia la ventana, primero salio Gwen para luego tomar las dos maletas para que yo saliera.
Empezamos a correr hacia el auto y una vez dentro, Gwendolyn lo prendió y manejó por la carretera tan rápido que no me daba tiempo a pensar en lo sucedido.

Ya habían pasado unos 10 minutos y yo no podía respirar, la vista me daba vueltas y las manos me sudaban.
- ¿Mildred, qué sucede?. - me pregunta Gwen con lágrimas en los ojos.
- Para el auto. - alcanzo a decirle.
Ella lo para y yo alcanzo a abrir la puerta y vomito todo. Supongo que el alcohol y el miedo no van de la mano.
Vuelvo a acomodarme en mi asiento y ahí dejo que las lágrimas empiecen a brotar de mis ojos, sentía tanta ira...
Gwendolyn me hace bajar del auto;
- No, tenemos que seguir, tal vez ya están buscándonos. - le digo con voz entrecortada.
- No me importa, bajate.
Eso hice y ella me abrazó.
- Mira, todo esto es horrible, se que da miedo y se que da ira... pero así es el mundo, así es la sociedad, nos odian por amar a una persona del mismo sexo y nos dicen cosas horrendas, lo siento... me encantaría tener otra respuesta, pero esto es así y tambien sé que nada de lo que hicimos estuvo mal, es amor y sé que sabes que es así... te amo Mildred, y no quiero que te pase nada más. Pero estoy hasta la coronilla de ocultarnos.
- Lo se, pero estoy cansada... me vine a México porque pensé que merecía una vida tranquila, junto a vos. Teníamos un hogar, un lugar desde donde apreciar el sol en las mañanas. Pensé que luego de la muerte de Edmund todo iba a cambiar y pensé que por fin iba a lograr pasar la mayoría de los días... felices, pero siempre algo se arruina, y mira... tengo miedo por nosotras, vos seguís teniendo cáncer y no puedes huir toda tu vida. Y si te llega a pasar algo... Gwendolyn... no podría soportarlo.
- Lo se, Mildred, lo se. Esto no va a ser siempre así, seguimos teniendo dinero y podemos conseguir algo donde pasar la noche o tal vez, algo pequeño donde vivir por el momento. Dejame que esta vez, sea yo quien arme un plan.
- Esta bien, te amo Gwendolyn.
- Yo también te amo Mildred.
Me seca las lágrimas y me besa tiernamente.
Luego nos subimos al auto y seguimos por aquella ruta.

Paramos y cargamos gasolina. Cambiamos de lugares, ahora la que manejaba era yo. Supongo que eran las 9 a.m. cuando huimos y ahora eran las 2 p.m.

Gwen se habia dormido y yo sentía pena... por ella, por Betsy, por las 3.
Se hicieron las 3,30 p.m. y tenía hambre, decidí parar en una tienda de combustible.
- hey, Gwen... voy a comprar comida a la tienda, ya vuelvo. - le dije entre susurros, ella se despertó.
- yo me voy al baño, enseguida vuelvo. - me dice.
Busque el dinero y entré, agarre dos jugos de naranja, algunas barras nutritivas, pagué y volví al auto. Gwen ya estaba en el.
- Bueno, come algo que necesitas fuerzas. - le digo sonriéndole algo apenada.
Ella me sonríe y agarra una barra.
- mira, se que vos quisiste organizar el plan, pero dejame decirte mi opinión.
- Todo tuyo.
- Bueno... entonces, si seguimos por esta ruta atlántica podemos llegar a Houston y a unos kilómetros del centro hay un aeropuerto, mira... tenemos suficiente dinero como para comprar 2 boletos y empezar de nuevo, en otro país, donde podamos mostrarnos y ser un poco más nosotras.
- ¿lo dices enserio?
- si, nunca estuve tan segura de algo en mi vida. Gwendolyn... no tengo nada que perder.
Gwendolyn me abraza y las lágrimas vuelven a brotar de mis ojos.
- ¿y donde vamos?.
- No lo se... ¿dónde te gustaría?.
- mmm... ¿Londres?. - me pregunta con cierta ilusión en sus ojos.
- ¡seguro!, esperemos que no hayan más guerras, por que ahí sí que estamos en problemas.
- La guerra terminó hace un tiempo ya, tranquila Mildred.
- Si, lo se...
- ¿Londres entonces?.
- si, Londres.

Nuestro Propósito (Mildolyn)✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora