𝘝𝘢𝘪𝘯𝘪𝘭𝘭𝘢

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Noté un rayo de sol iluminado mis ojos. A medida que mi panorama de sentidos se iban despejando, noté un calor en mi hombro derecho, supuse que era Gwen. Pero luego recordé el bar, a Emily y a ese hombre... nada más.
El miedo me invadió y mi respiración se aceleró.
- hey, amor... tranquila - esa voz, tan cálida y sutil me hizo calmarme, era Gwen... y si Gwen estaba conmigo sabía que todo iba a estar bien.

Abrí los ojos, con mucha dificultad, la cabeza dolía, era un dolor punzante en toda la parte alta. Ella me acariciaba el brazo, hasta que moví la mano y me miró. Traté de sonreirle.
- bienvenida de vuelta Mildred. - me regala una sonrisa tierna.
- ho... la - me costaba demasiado hablar y por vergüenza decidí mirar hacia abajo.
- tranquila, mejor que no te esfuerces... ¿querés agua? O... ¿qué necesitas?.
Yo asiento, tenía la garganta seca. Gwen me ayudó a sentarme.
- creo que ahora si puedo hablar. - lo había logrado.
- no te esfuerces, yo estoy acá. - dice, con miraba comprensiva.
- lo se, te extrañé...
- ¿puedo... abrazarte?
Yo asiento con la cabeza y ella, delicadamente, me envuelve en sus brazos.
- yo tambien te extrañé. - me devuelve en susurros.
- pero... no recuerdo lo que ocurrió... recuerdo el impacto de su arma en mi cabeza, el ardor y luego todo desvaneciéndose y volviéndose completamente negro. ¿Cómo está Emily?.
- primero, ella esta bien... durmiendo en su habitación y según lo que me contó, entre ella y Simonet te llevaron al hospital y... - ella estuvo un largo rato contando la gran odisea por la que todos pasaron por mi.
- así que... ¿todo eso lo hicieron por mi?
- sí, y por mi... en verdad necesitaba verte con mis propios ojos y saber que estabas bien.
- ahora lo estoy, aunque tengo un dolor horrible. - hago una mueca de dolor mientras me toco la frente.
- mas tarde te voy a dar las pastillas para eso, mientras tanto... desearía matar a ese imbecil.
- no, no hables como marinero, sabes que no me gusta. Y ya hablamos de no más muertes.
- lo se amor, era broma.
Me río y la beso tiernamente.
- sos muy valiente Mildred, yo no hubiera soportado ni la mitad de todo lo que te pasó - dice Gwen mirándome apenada.
- no sabes de qué sos capaz hasta que pasa, toda mi vida me la pasé tras alguien que no me necesitaba, no sabia lo que era disfrutar, hasta que te conocí y nos fuimos a México. Te amo. - y le choco mi nariz con la suya.
- yo más.

Nos quedamos un rato así, acariciandonos y sonriendo.
- ¿te acuerdas qué te tenía que contar algo?
- si, pero solo si vos queres hacerlo.
- esta bien, si quiero - ella me agarra la mano. - ayer, antes de irme, cuando Emily se estaba probando la ropa, ella se frustró, yo me quedé para apoyarla y traté de calmarla con palabras. Y ella simplemente me besó, luego se corrigió y me dijo que fue un impulso - hago una pausa oara reparar en la mirada de Gwen, quería que siga. - la cosa es que yo no siento nada por ella más que una amistad, pero vi necesario contartelo porque sí, era necesario.

Unos minutos en silencio por parte de Gwen que a su vez me miraba con una cara paciente y calma.
- esta todo bien amor, lo entiendo y te entiendo, lo único que te pido es que no te sientas mal y no te martirices con algo que sabes que no es nada.
Asiento con la cabeza y me acuesto del lado izquierdo, en el pecho olor a vainilla de Gwen.

Nuestro Propósito (Mildolyn)✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora