¡Rómpete una pierna!

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Narra James:

—Una vez más —dijo Jess, indicándonos practicar la escena.

—Ya la practicamos cientos de veces —se quejó Destiny.

—¿Quieren que salga perfecta? —dijo Jess.

—No, tú quieres eso —dijo Des.

—Bueno, ya. La haremos una vez más... —dije tratando de calmarlas.

 En la cara de mi amiga había una gran sonrisa después de mi comentario. Ella quería que todo sea perfecto. Nos había hecho practicar mucho, y el curso era mañana, por lo tanto hoy estaba insoportable.

Eran las 21hs y seguíamos en el auditorio practicando todo. Los personajes secundarios ya se habían ido, pero Julieta y Romeo se quedaban. Hubiera preferido miles de veces que Jess hubiese sido Julieta. En este momento estaríamos practicando, pero la convencería de hacer otra cosa.

—Bueno, Jess, ya esta —dijo Des al terminar de actuar la escena, agarrando su bolso y saliendo del auditorio.

—Creo que se siente segura para mañana —le dije observando cómo se iba.

—Espero lo esté... —dijo Jess preocupada.

—Ya Jess... —La abracé.—Todo va a salir bien. Nos sale bien y todo gracias a ti —agregué.

—¿Tú dices? —dijo mientras intentaba separarse. Con lo que la agarré fuerte y no la dejaba salir de ese abrazo que se estaba convirtiendo en lucha.

—¡Suéltame James! —me gritó riendo y pegándome en la espalda una vez que la cargue en mi hombro—¡Bájame!—dijo luchando y riendo.

—¿Te bajo? ¿Segura? —le dije riendo. La tiré al piso, no muy fuerte y me tiré a su lado.

—¡Me has hecho mal el pie, idiota! —me gritó.

—¿Muy mal? —le pregunté preocupado. Se echó a reír demasiado fuerte como respuesta. Había sido una broma.

—Te odio —le dije mientras la perseguía.

Con ella podía olvidar la edad que teníamos. Solamente era yo y buscábamos siempre alguna forma de pasarla bien. Terminábamos riendo hasta que nos dolía el estómago.

—Ven aquí... ¿no tienes roto el pie? 

—Oh, cierto —dijo tirándose a una de las butacas.

—Bueno, tendré que llevarte a cuestas.

La cargue en mi espalda y salimos del auditorio.

—¿A dónde me llevas? —me preguntó.

—A mi habitación... —le dije—, y luego busco algo para comer, muero de hambre.

—Bueno... —dijo riendo.

—¿De qué te ríes? —pregunté asombrado.

—Comeremos carne nuevamente... 

Amaba comer bistec, mi comida favorita era la carne. Y Jess estaba tan segura porque durante toda la semana habíamos estado comiendo juntos, y comimos bistec en todas las oportunidades en que yo fui a ordenar la comida.

—Bueno, ve tú —le dije ofendido.

Llegamos a la habitación, y aún así la seguía cargando. Abrí la puerta y ella se sostenía fuerte de mi cuello. Cuando entré nuestras risas se detuvieron al ver a mi hermano acostado en mi cama hipnotizado con su celular.

The sound of loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora