Narra Jess:
—¡Dios! ¡Qué músculos! —dije pensativa.
—¡Jess!
—¿Qué?
—No me puedes decir eso—dijo enojado—, es lo mismo que te hable del culo de tu amiga.
—¡James! —le grité.
—James... —dijo Aly acercándose.
—Aly... —dijimos al unísono.
—Mi productor me dijo que lo de mañana es una buena idea —explicó sonriente.
—Genial... —dijo James contento. Yo no entendía ni una palabra, pero tampoco pregunté.
—Ahora me voy a ir a vestir, ¿vienen? —ofreció.
—¿A vestirnos contigo? —le dije asombrada, a lo que rió.
—¡Nooo, tonta! A Coney Island...
—Ah... —dijimos con James mirándonos—, emmm...
—¡Vamos a festejar el triunfo de los chicos y de Des! —nos animó.
—De acuerdo —dije.
—¿Le avisas a Eli? —dijo señalando la puerta.
—Emmm sí —dije nerviosa.
—Gracias... —dijo para irse corriendo.
Lo más divertido es que no sabía cuánto iba a durar todo esto... Había aceptado ir a Coney Island y no sabía si podría entrar a mi habitación a cambiarme de ropa. Lo que me hería era que mi amiga no me había contado nada de esto. Quizá fue espontáneo. Le había aconsejado que averiguara si sentía algo por él, y creo que ya lo averiguó perfectamente.
—¿Qué es lo que pasa mañana, de que hablaba Aly? —le pregunté confusa.
—Le ofrecimos a Aly que presente su canción mañana en Central Park, con nosotros —me sonrió.
—Oh, es una buena idea.
—Sí, se le ocurrió a Ethan.
—Por fin piensa ese chico... —dije pensativa.
De pronto se abrió la puerta de mi habitación y salió Logan, ya vestido.
—Pueden pasar, lo siento —dijo yéndose.
Pasamos ambos y mi amiga se encontraba con los ojos llorosos sentada en su cama, ya vestida.
—¿Qué paso? —dije acercándome a ella y echándole una mirada a James para que se fuera.
—Yo me voy a duchar y luego ven a buscarme, ¿sí? —dijo cerrando la puerta.
Eli me abrazó y comenzó a llorar desesperadamente.
—Eli... —dije lagrimeando. No podía verla llorar, me lastimaba mucho.
—Casi me acuesto con Logan...
—De hecho, pensé que lo habías hecho...
—Intenté, solo quería sacarme toda esta confusión de encima. Quería saber qué es lo que realmente sentía por él.
—¿Y qué te detuvo?
—El miedo a que no sea lo correcto. El miedo a darme cuenta de que no sentía nada por él.
—Eli, discúlpame que te lo diga, pero si te has frenado es porque no sientes nada por él, de lo contrario jamás te habrías frenado.
Lloró y me abrazó aún más.
ESTÁS LEYENDO
The sound of love
RomansJessica y Elizabeth son mejores amigas, inseparables. Las une su única pasión, la música. Están a punto de cumplir su sueño de estar en una de las Universidades más importantes del Arte y la Música. Conocerán gente nueva, sus próximos mejores amigos...