Capítulo 15: Me encantas.

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Hay una sala de entrenamiento que nadie usa, que esta un poco escondida y que nadie le presta atención. Esta llena de cosas viejas, como cuadros o mesas explicativas, algunos sillones viejos, alfombras rotas, juguetes y ropas de cuando era pequeña, entre muchas cosas más; el lugar está lleno de cajas, mi padre sabe que no me gusta tirar las cosas, siempre me gusto guardar las cosas como pequeños recuerdos, les agarro cariño con felicidad, por mas estupido que suene.

Le dejé un papelito, que lo citaba aquí; no es necesario que aclare a quien.

Mi corazón late con fuerza, mientras me acurruco en un sillón amarillo chillón casi verde. Apretó un poco a la manta de bebés que encontré, estaba nerviosa, había actuado sin pensar. Luego de desayunar no me lo sacaba de la cabeza así que le dejé un papel con claras instrucciones de donde estaba el lugar, a qué hora debía ir y quien era.

Tal ves había sido demasiado cursi, o ridícula, pero ahora no me importaba mucho, millones de dudas atormentaban mi mente, ¿y si creía que era un villano y llamaba a mi padre?¿y si para el solo había sido un beso?¿y si estaba borracho?¿y si solo lo izo por hacerlo y se está riendo de mi?

No dejo de pensar en que no vendrá y que si viene igualmente pasaré vergüenza; ¡el es un adulto!, ¡no debe tener tiempo para mi interés amoroso!

Fui demasiado impulsiva.

Mis deseos de tirarme de la ventana aumentan al escuchar unís fuertes pasos cerca de la puerta, resonando en el pasillo.

Me encojo más en el asiento al sentir como abren la puerta, no me doy vuelta, sigo tomando té en mi asiento que da directamente a la bella y agonizante vista del cielo y otros edificios cercanos.

Noto como alguien se acerca y se sienta a mi lado mirándome.

Giro mi cabeza para encontrarme con sus azulados ojos y me vuelvo a dar vuelta hacia la ventana.

-Viniste..-murmuró.

-Si..

Pasan unos minutos y exploto, las dudas me matan.

-¿Realmente querías hacer lo de ayer?

-¿Como?

-Ya sabes..no me hagas decirlo..

-¿Besarte?

Asiento sonrojada al escuchar las directas palabras de sus labios.

-Si, ¿y tu?

-Me pasa lo mismo que a ti.

-Entonces...
-¿Que sientes por mi?

Soy directa, necesito saberlo, no me gustaban los misterios sin resolver, si no me contestaba posiblemente no dormiría por semanas.

-Creo que me gustas.

¡Dios santo! ¡Por el trasero de América! ¡Voy a morir! Siente lo mismo que yo, no esperaba que sea tan directo, casi escupo el té, no pensaba que lo dijera como si hablara del clima.

-Tu también me gustas- no encuentro razones por las que mienta, respondo a punto de tener un ataque cardiaco, él atina a sonreír.

Nos acercamos, apoyo mi cabeza en su pecho, su corazón está un poco más calmado que el mío, los dos miramos el cielo y el con completa delicadeza agarra mi mano entre las suyas, no me molesta su brazo de metal, eso parece gustarle, empieza a trazar pequeños dibujos imaginarios en ella, cuando su ronca vos inunda mis sentidos.

-Sabes que mate a tus abuelos, se me considera emocionalmente inestable, tengo más de cien años y tu padre me odia..¿No?

-Si-susurró.

-Tengo un brazo de metal también..

-Me encanta, en verano cuando hace calor, podría abrasarlo.

-Me encantas.

-Tu también me encantas.

"Problemas"/Bucky Barnes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora