Owen

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—¡Owen, ayuda! – me levanté de golpe de la cama y salí corriendo hacia donde provenían los gritos de mi amada.

–¡¿Qué ocurrió?! – examiné todo con preocupación. Mar yacía llorando mientras se sujetaba uno de sus dedos.

–Quise llevarte el desayuno a la cama, pero se me quemó sin querer y terminé cortándome – soltó un sollozo, mi preocupación disminuyó y me acerqué a ella con una sonrisa.

–Mar, tranquila cariño – me puse en cuclillas para estar a su altura, tomé su barbilla y la alcé, su expresión era de tristeza – a la próxima yo te ayudo ¿Si? – besé su frente con dulzura, sus mejillas se tornaron rojas, se veía tan hermosa y tierna.

–P-pero yo te iba a dar una sorpresa con el desayuno – musitó apenada, hizo un ademán de dolor por su cortada, agarré su delicado dedo y lo llevé a mí boca, absorbí su dolor y saboreé su sangre.

–No hay mayor sorpresa que verte todos los días – aseguré, busqué una curita y se la puse en su dedo – listo, ya no te dolerá más porque absorbí tú dolor, cariño.

–Owen, estoy embarazada... vamos a hacer papás –soltó con rapidez, mi expresión se quedó congelada. Mi corazón latía de sobre manera, un nuevo sentimiento creció en mí, la felicidad me invadió – ¿O-Owen...?

—¡Me acabas de hacer el hombre más feliz del miserable mundo! – chillé y la abracé con euforia. Ella sonrió de oreja a oreja y me devolvió el abrazo.

–Te amo, Owen...

–Te amo, Mar —besé sus labios— ¿Desde cuándo lo sabes?

—Me enteré ayer, Owen —hizo una mueca— Owen, hemos sido unos descuidados, no era nuestros planes tener un bebé y no creo que...

—Hey —la interrumpí, tomándole las mejillas— aunque no estuviera en nuestros planes no importa, cariño. Tenlo por seguro que haré de ese bebé y de ti los más felices del mundo, siempre quise formar una familia, sé que somos jóvenes aún, pero aún así amaremos y cuidaremos de ese bebé con nuestras vidas, ¿Si?

—Owen... —su voz tembló— admito que siento un poco de miedo, nervios y también no sé, una extraña felicidad crece en mí, pero amo que seamos responsables y sepamos como llevar esto.

Uní mi frente con la suya, dando un suspiro, sentía una mezcla de emociones muy fuertes, creí que ese instante era el más emotivo para mí, tendría un hijo de la mujer que más amaba y eso me hacía el hombre más feliz del mundo.

—Ya verás que no nos faltará nada, mucho menos apoyo y amor, cariño —besé la punta de su nariz.

—Owen, solo una cosa —se separó de mi para verme— yo... Bueno, prefiero que nos mudemos de acá, no me siento cómoda la verdad y sería genial tener nuestro propio espacio, ¿No crees?

Fruncí un poco el ceño, la observé fijamente y note que estaba nerviosa y tensa. Acaricié sus brazos suavemente.

—¿Pasó algo, bonita? —indagué— sabes que puedes decirme lo que te incómoda y entenderé perfectamente, cariño.

—Es que, no quiero sonar grosera pero tu hermano no me agrada, Owen —desvió la mirada— es incómodo para mí y no es exactamente que sea idéntico a ti, bueno solo lo físico porque sus formas de ser son muy diferentes, lo que quiero decir es que solo quiero vivir contigo y nuestro futuro bebé...

Soltó todo tan rápido que casi no logré entenderle, sin embargo, sonreí y asentí.

—Si lo que deseas es una casa para los tres, está más que concedido, bonita —la abracé levantándola del suelo y dándole una vuelta.

Marshall: El Origen De La Maldición -Sin Editar-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora